Diario de León

CRÓNICA NEGRA

Los deportistas españoles que se pasaron al lado oscuro: de blanquear el dinero de la droga a la corrupción

Imagen de archivo del ex campeón de Europa Poli Díaz en un curso con jóvenes.
                       EFE/Miguel Toña

Imagen de archivo del ex campeón de Europa Poli Díaz en un curso con jóvenes. EFE/Miguel Toña

Publicado por
Lluís Lozano

Creado:

Actualizado:

Un medallista olímpico entre rejas por corrupción, campeones del mundo y de Europa condenados por violencia machista, un laureado exfutbolista blanqueando para el narco... Además de cosechar éxitos nacionales e internacionales, algunos deportistas españoles también hicieron sus pinitos en el mundo de la delincuencia.

Entre ellos hay, sobre todo, futbolistas, pero también púgiles, atletas, tenistas y motociclistas. Algunos se hicieron un hueco en las páginas de sucesos mientras seguían compitiendo, otros se vieron envueltos en enredos judiciales ya retirados y alejados de sus respectivos deportes.

Pero la historia criminal de los deportistas españoles queda lejos de casos tan mediáticos como el del corredor paralímpico Oscar Pistorius, condenado por asesinar a su mujer, o el recordado como "juicio del siglo" contra el jugador de fútbol americano O.J. Simpson, declarado no culpable de la muerte de su segunda esposa.

A escasos días de que finalicen los Juegos Olímpicos de París, EFE ha recopilado una serie de casos que engrosan el medallero español en delincuencia, que va desde los atracos a la violencia machista y sexual, pasando por los más diversos delitos económicos y de corrupción.

Un atracador de bancos en la España "quinqui"

Jose Luis Ponce, fallecido en 2021 a los 79 años, podría ser recordado como un histórico lateral derecho del Real Murcia de finales de siglo si su carrera no se hubiera desviado hacia la delincuencia.

Tras pasar por equipos tan variopintos como el Orense, el Constancia o el Toronto Falcon canadiense, a principios de los setenta regresó al club murciano -del que fue canterano- para jugar en primera división, pero no tardó en retirarse. Y, en esos años que después quedarían retratados en el cine quinqui, cambió las botas por un revólver.

En octubre y diciembre de 1974 atracó dos bancos, el Ibérico de Murcia y la Caja Rural Central de la localidad alicantina de Orihuela, de los que se llevó más de 300.000 pesetas, según contó la prensa de la época. Fue detenido, juzgado y condenado a seis años de prisión, que cumplió en la cárcel madrileña de Carabanchel.

Prima la violencia machista y sexual

Uno de los casilleros en el que más veces aparecen los deportistas españoles es en el de la violencia machista. Es el caso del boxeador Poli Díaz, "el potro de Vallecas", siete veces campeón de España y ocho de Europa en peso ligero.

De la humildad del gimnasio en el que empezó a pelear pasó a los lujos, las fiestas y, claro, las drogas. Desde principios de los años noventa se le fueron acumulando las detenciones, algunas por conducción temeraria y varias agresiones.

En 2022, alejado de los focos, llegó su última condena: dos años de prisión por maltratar a su entonces pareja, a quien "impedía que se maquillara, limitaba que pudiera trabajar fuera de casa y profería expresiones como 'hija de puta, guarra, no vales como mujer'", según la sentencia.

Casos similares fueron los del atleta Toni Abadía, olímpico en Río de Janeiro 2016 y condenado el pasado diciembre a 40 días de trabajos para la comunidad por dos delitos de lesiones leves contra su mujer, o el del ex piloto de MotoGP Héctor Barberá, penado con seis meses de cárcel por una agresión mutua con su pareja -también condenada- en 2013.

La violencia sexual, por otra parte, es principalmente cosa de los futbolistas. El último fue el hispano-brasileño Dani Alves, condenado en primera instancia a cuatro años y seis meses por violar a una joven en los lavabos de la discoteca Sutton de Barcelona en diciembre de 2022.

Casos anteriores son los de Santi Mina, condenado a cuatro años por abusar sexualmente de una joven en una furgoneta camperizada en Mojácar (Almería) en 2017, y los jugadores del Arandina burgalés Carlos Cuadrado y Víctor Rodríguez, a quienes el Tribunal Supremo impuso nueve años de prisión por agredir sexualmente a una menor ese mismo año.

Cohecho, alzamiento... y blanqueo para el narco

Las corruptelas económicas y políticas -obviando el sinfín de casos por defraudar a Hacienda- suelen llegar una vez retirados. Algunos se acercaron tanto al poder que acabaron quemándose, como el excapitán del Atlético de Madrid Tomás Reñones.

Hombre de confianza del expresidente colchonero Jesús Gil sobre el césped, siguió sus pasos y en 2006 llegó a la alcaldía de Marbella -en funciones- tras la detención de la entonces regidora Marisol Yagüe en el marco de la operación Malaya.

Apenas duró unas semanas en el cargo y poco después fue detenido por su implicación en la misma trama societaria. Acabó condenado a cinco años y seis meses de prisión por un delito continuado de cohecho pasivo y otros dos de fraude.

Ya en libertad, Reñones se desempeña como "team manager" del Atleti, club al que también ha estado vinculado otro de los que compaginaron deporte y delincuencia: José Luis Pérez Caminero, exjugador y ex director deportivo de los colchonero.

Fue en 2009 cuando la Policía Nacional lo detuvo en Madrid cuando viajaba en su coche con 58.500 euros en efectivo fraccionados en billetes de 500 euros, dinero procedente del narcotráfico de cocaína que después, tanto él como el resto de la trama, blanqueaban en una joyería.

Nueve años después, tras llegar a un acuerdo en el juicio, la Fiscalía rebajó su petición de pena de cuatro años a cuatro meses de prisión y una multa de 17.000 euros.

Más reciente es el caso de la extenista Arantxa Sánchez Vicario, doble medallista olímpica y tres veces campeona de Roland Garros. Este pasado enero un juzgado de Barcelona la condenó a dos años de prisión por urdir una trama junto a su exmarido para evitar el pago de una deuda de más de seis millones de euros al Banco de Luxemburgo.

Y otro de los casos a destacar fue el del exjugador de balonmano Iñaki Urdangarín, bronce en Atlanta 1996 y Sidney 2000 y condenado en el caso Nóos a cinco años y diez meses de prisión -de donde salió en abril- por varios delitos de corrupción.

El suyo, sin embargo, es un caso peculiar: por aquel entonces estaba casado con la infanta Cristina, por lo que sus líos judiciales se recuerdan más como duque de Palma que como deportista de élite.

tracking