Pibe y Chacón enamoran al culturalismo
Los dos atacantes se han convertido en punta de lanza de «un equipo temible»
Fútbol | Primera Federación
De otra categoría
Sí, apenas han transcurrido cinco jornadas de Liga, pero la Cultural ya se presenta para la mayoría de clubes con los que comparte grupo como «un equipo temible» no solo por los buenos resultados que está cosechando —cuatro triunfos y un empate— sino por la calidad y profundidad de plantilla que tiene. Conscientes de que el gran objetivo —esta vez sí— debe ser el ascenso a Segunda División, los de Raúl Llona van capeando con solvencia a rivales directos y no tan directos unos días con buen juego y la mayoría —Real Sociedad B al margen— dejando su portería a cero.
Precisamente esa solidez defensiva es la que, tal y como recuerda el máximo responsable del banquillo, la que suele acabar dando sus frutos si lo que quieres es meterte en play off. La Cultural defiende como bloque y concede muy pocas ocasiones. Ya ocurrió el curso pasado en una buena parte de la competición, pero entonces había un serio problema en la delantera. El rendimiento de sus otrora delanteros fue más que deficiente. El propio club lo reconoció.
Un handicap, el de la falta de gol, que terminó por lastrar los buenos números cosechados en la primera parte de la temporada 2023-24. Y eso es, precisamente, a lo que por ahora se ha dado la vuelta como a un calcetín. La inversión en reforzar la parcela ofensiva del equipo blanco es notable y por ahora los Manu Justo, Escobar, Pibe, Chacón y compañía están respondiendo con creces. Sus números —y sobre todo la sensación de peligro— ya superan en poco más de un mes a los que presentaron sus predecesores en casi todo el año.
Y de entre todos esos refuerzos hay dos que tienen encandilada a la parroquia leonesa; Pibe y Luis Chacón. Sin duda fueron dos de los más destacados el pasado domingo en la victoria frente al Osasuna B y, en general, de estos cinco primeros encuentros.
Chacón, al que se rifaban no pocos equipos de la categoría el pasado verano, ya marcha como máximo goleador del equipo. Pero no solo gusta por eso. Se nota a la legua que es un jugador de otra categoría y ha encajado como un guante en el esquema de Llona. Pibe, por su parte, tiene desborde, profundidad y visión de juego. De momento son los nuevos ídolos.