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León

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E l arranque de las competiciones del fútbol base leonés vuelven con los mismos males de cada temporada. Lo del fair play, el juego limpio y el resto de buenas prácticas deportivas que debiera conllevar el fútbol, ese deporte rey que es diferente a todos los demás, regresa con las mismas grescas de siempre. Primera jornada de Liga entre Puente Castro y Peña de categoría juvenil provincial en campo arlequinado. Dos buenos equipos frente a frente en un partido con alternativas, pero dejó mucho que desear en lo deportivo.

No se puede permitir que un equipo de fútbol que visite las instalaciones deportivas de Puente Castro, llámese Peña o cualquier otro club de la cantera leonesa, sea enviado a un vestuario que queda a la altura de la carretera principal de la barriada leonesa en lugar de ser instalado en las dependencias del vestuario al que corresponde el campo en el que se va a disputar el encuentro.

No acaba ahí el maltrato hacia el equipo visitante, como suele suceder en cada jornada deportiva como regla habitual en la citada instalación, que para más inri es municipal y para ser utilizada como Dios manda en beneficio de todos los chicos y chicas de León. Y no para que el Puente Castro castigue con ducha fría en el mencionado vestuario que dista a una buen trecho del campo de fútbol al equipo o equipos que no son de su agrado.

Una barriada que sigue siendo una amenaza para el árbitro que pita en esas instalaciones deportivas, repito municipales, cada jornada. Por culpa de cuatro indeseables a pie de campo y sus protestas continuas durante todo el partido y también en el descanso lo tensaron más de la cuenta con presiones continuas hacia un árbitro que por momentos perdió los papeles hasta el punto de no reflejar en el acta tarjetas amarillas mostradas en el campo y pasar por alto una agresión local sin balón, hasta que la Peña lo enfrió con el jarro de agua al final en forma de gol. El presidente arlequinado, José Ramón Rodríguez, debe poner coto a esa gente que llega resabiada y con el rencor a flor de piel de otros clubes.

Este es el aprendizaje que recibe una buena parte de la cantera leonesa, que deriva tristemente en que León carezca de futbolistas con rango de profesional, con la única excepción de Iván Morante que milita en el Burgos CF y que la parte fundamental de su formación la recibió en dos de las mejores canteras, la del Villarreal y la del Real Madrid.