Diario de León

Atlético de Madrid 1 Real Madrid 1 Correa igualó casi sobre la bocina el tanto de Militao que preludió la caída de objetos sobre Courtois y la suspensión temporal del partido

Bochorno y tablas en el derbi del Metropolitano

Simeone felicita a Courtois por haberle dado varios mecheros al árbitro que los ultras lanzaron al guardameta del Madrid. J. J. GUILLÉN

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Agencias

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Tras el gol del Madrid

Los ultras del Atlético lanzaron varios mecheros y objetos a Courtois

Tablas en un duelo equilibrado (1-1), en el que Militao adelantó al campeón y Correa igualó cerca de la bocina, pero bochorno en el Metropolitano, de nuevo protagonizado por los ultras del Frente Atlético que siguen campando a sus anchas y son una vergüenza para el fútbol español y los colchoneros de bien, inmensa mayoría. Empate justo entre dos equipos que se respetaron sobremanera hasta que se desataron las hostilidades. Ambos candidatos le recortan un punto al Barça, pero no aprovechan el batacazo de los culés en Pamplona.

Mientras los blancos celebraban en el fondo norte un tanto que descerrajó el duelo tras media hora de calma chicha, en el gol sur los vergonzantes radicales del Atlético comenzaron a arrojar objetos a Thibaut Courtois, la mayoría mecheros. El portero belga tuvo la valentía de no aguantarse y fue entregando lo que le caía al colegiado Busquets Ferrer, que aplicó el protocolo. Tras dos avisos por megafonía, a la tercera envió a todos al vestuario. Koke, Giménez y Simeone, que felicitó al exportero rojiblanco por su forma de actuar, fueron a reprochar su conducta a los violentos, refugiados en los pasamontañas. Como terroristas. Bochorno en el Metropolitano. Esta vez el club rojiblanco no tiene la coartada de que los problemas ocurrieron fuera del estadio y no es responsabilidad suya. Basta ya de mirar hacia otro lado. Y si Courtois hizo algún gesto a la grada reprochable tras marcar el Madrid, la violencia jamás puede tener justificación. Lamentable también que tras el empate final los locales fuesen a festejarlo a la zona maldita, con el resto del estadio abucheando.

Un duelo serio, entre dos equipos grandes que se conocen bien, sobre todo sus entrenadores, enfrentados 24 veces con un balance equilibrado. Había ritmo, pero el respeto entre unos y otros se imponía. Nada de partido roto, de idas y venidas, de carrusel de ocasiones. Pocos riesgos, más allá de un regate en su área de Oblak a Vinicius que puso el corazón en un puño a la parroquia colchonera. Los pájaros disparando a las escopetas.

El músculo se imponía a la clase. Poco de Vinicius, bien vigilado por Nahuel Molina, casi nada de Rodrygo, enorme despliegue de Valverde y por encima de todos Jude Bellingham. Tremendo el despliegue del ingles, con ganas de tomarse el desquite ante un rival con el que perdió dos veces y al que no marcó el curso pasado. Se le podía ver sacando el balón desde la cueva, robando en el medio, percutiendo y llegando. Pocas llegadas, más allá de un par de disparos de Valverde.

Más igualdad

Salieron tras el descanso con un cambio los del Metropolitano. Fuera Nahuel y dentro Koke. Poco después, el Cholo quitó a Sorloth, introdujo a Samu y volvió a esa defensa de tres con dos carrileros habitual. La Araña se situó de ariete.

El Madrid salió con cierta pasividad, pero la tuvo Rodrygo tras un saque de esquina, dejada de Modric y disparo franco del brasileño alto. Y se adelantó en la primera gran acción de Vini que definió Militao en plan ‘killer’. A partir de ahí, la vergüenza. Volvió el partido, ya mucho más caliente entre los protagonistas. Vinicius pudo sentenciar y luego Courtois le hizo un paradón a Lino. En el descuento, igualó Correa, un gol anulado primero pero concedido a instancias del VAR.

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