Diario de León

SERGIO SÁNCHEZ VIDÁN

Jugador del Abanca Ademar

Sergio Sánchez: «Tras debutar con el Ademar en Irún supe que los años de trabajo merecieron la pena»

Sergio Sánchez se suma a la larga lista de extremos del Ademar que se han formado en la base. RAMIRO

León

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Balonmano | Liga Asobal

Sergio Sánchez Vidán (León, 2007) pasó a engrosar el curso anterior la larga lista de extremos ‘fabricados’ en la cantera del Abanca Ademar que dan el salto al primer equipo. Un imberbe que ha mamado el club desde niño al que Dani Gordo le daba la alternativa hace unas semanas en Irún y que, desde entonces, amenaza con tirar la puerta abajo incluso antes que referentes como Antonio Martínez, Jaime Fernández o Gonzalo Pérez. «En Artaleku estaba muerto de miedo», admite —sin complejos y con humildad— este habitual también de la selección española juvenil confirmando que la base marista está hecha de otra pasta.

—¿Qué sentiste cuando, de pronto, te ves en la pista con el primer equipo frente a Bidasoa?

—Pensé en que los años de trabajo habían merecido la pena para algo. Siempre lo imaginas cuando eres pequeño y juegas en la base.

—¿Lo esperabas?

—Dani ya me había dicho que esta temporada entrenaría como uno más con el primer equipo. El día antes de Artaleku me preguntó si quería viajar con ellos, en un principio para hacer grupo porque igual no jugaba, y le dije que por supuesto. Cuando se dirigió a mí para decirme que entraba me puse nervioso, pero enseguida pensé en los vídeos que había visto del rival y ya al entrar se me pasó. En el descanso mis compañeros me dieron la enhorabuena y Dani que debía seguir así, que era un buen paso.

—Un primer paso que se confirmó en Europa y ante la afición leonesa.

—Sí, contra el Gorenje tuve más minutos con la suerte de que Carlos Álvarez me dio tres buenos pases y los pude convertir en gol. Me dije; «tengo que meterlos como sea».

—Ese día los aficionados estaban casi más contentos por verte triunfar en tu debut europeo que por la victoria.

—La afición del Ademar da gusto, me aplaudieron nada más que entré. También estaba mi familia ese día y mis compañeros del juvenil. Todos muy orgullosos.

—¿Hay alguien que haga de abogado del diablo poniéndote los pies en el suelo?

—Mi padre, sin duda. Me dijo que no me suba a las nubes, que debo seguir trabajando.

—¿Quién está siendo tu guía dentro del primer equipo?

—Todos me han hecho sentir uno más de la plantilla, esa es la verdad. A quienes pido más consejos son a Darío y a Carlos. Hablo mucho con ellos y siempre me tranquilizan. En Irún les dije que estaba cagado de miedo (risas). Otro que siempre me ayuda es Rodrigo Pérez.

—¿Fue como imaginabas?

—Lo bueno es que lo he vivido en los dos lados. Recuerdo cuando vi a Miñambres, lo que sentí al verle debutar.

—No siempre has sido extremo. ¿En qué momento llega la reconversión?

—Siempre he jugado de primera línea, pero cuando estaba en cadetes me cambiaron y en un campeonato de España con la selección de Castilla y León lo debí hacer bien de extremo. A Cadenas le gustó y él fue quien tiró de mí en esa posición.

—Pocos saben que la saga Sánchez se extiende más allá de ti en la cantera ademarista.

—Sí, somos tres hermanos. Marcos, de 15 años, juega como central y Juan, de trece, es lateral izquierdo. Alucinan al verme con el primer equipo.

—¿Tienes algún referente?

—Juan Castro. Siempre me gustó su forma de jugar. Y también intentaba imitar mucho el estilo de juego de Adri Casqueiro.

—Siempre se habla del espíritu que desprende este club. ¿Cómo lo defines tú?

—Aquí se vive el balonmano. Es un sentimiento que solo se puede entender bien si lo has mamado desde niño. Piensas en Juanín García y dónde llegó, en la afición... Ojalá pueda continuar aquí durante muchos años. Habrá que compaginarlo con los estudios, pero si el club quiere yo estoy feliz en el Ademar.

—Eres un fijo con los Hispanos juveniles. ¿Cuál es el siguiente reto?

—No se nos dio muy bien el pasado Europeo, donde acabamos octavos y ahora, en 2025, está el Mundial.

—Tienes años por delante para mejorar, pero ¿qué urge más ahora mismo?

—El físico para defender mejor y ser más contundente y también el lanzamiento.

Una cantera diferente

«En el Ademar se vive el balonmano, solo se entiende si lo has mamado desde niño»

Su gran debut

«En Irún, antes de salir, le dije a Darío y Carlos que estaba muerto de miedo, pero me tranquilizaron»
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