La lluvia complica la caza menor

Las fuertes precipitaciones que desde el mes de noviembre se vienen sucediendo en el campo leonés están precipitando el cierre de la temporada de caza menor al dejar el terreno impracticable para este deporte. Cazar la perdiz resulta casi imposible en sembrados y barbechos, y tan sólo en el monte o en terrenos baldíos se puede caminar sin riesgo de enterrarse en el barro. Los acotados que no han cerrado todavía la temporada lo harán de forma mayoritaria en esta semana. La campaña, que oficialmente no se cierra hasta el 19 de enero, está siendo muy irregular. Los Cotos que se cuidan tienen perdiz, pero el resto, en que la presión cinegética resulta excesiva, quedan muy escasos. En cuanto a la liebre el año puede calificarse de normal. El jabalí, sin embargo, seguirá manteniendo la temporada en activo. Los ganchos y monterías se han intensificado en estas navidades y, en la mayoría de las ocasiones, con buenos resultados. La especialización de las cuadrillas en este tipo de caza es patente en las zonas de montaña y se practica aun en las condiciones más penosas. En las riberas, donde predominan los cultivos de maíz, quedarán muchas camadas ya que por causa de las lluvias el 90% del cereal no se cosechará hasta marzo, cuando esté cerrada la temporada.