Ferrero, Mantilla y Ruano, responsables de defender el pabellón español
La esperanza, los consagrados
La contundente criba que sacudió a la actuación española en la sexta jornada del Abierto de Australia ha dejado la responsabilidad sostenida en el talento de Juan Carlos Ferrero y en la motivación de Félix Mantilla, junto a Virginia Ruano, representante única en el cuadro femenino. Ferrero ya ha mejorado su mejor papel en el primer Grand Slam de la temporada pero la progresión evidenciada y el salto cualitativo que estableció en la última temporada -finalista de Roland Garros y del Masters- alimentan su ambición, que en octavos se encuentra con Mario Ancic. El croata, de diecinueve años, que ha cumplido el primero como profesional aglutina experiencia a pasos agigantados para confirmar las expectativas que aventura su destino. Mientras, el francés Sebastien Grosjean, duodécimo favorito, pone a prueba el crecimiento de Félix Mantilla, alentado por la obsesión de retornar a los primeros puestos de la clasificación mundial y terminar con el maleficio que le acompañó en la pasada temporada. Después de ganar a Albert Costa, al estadounidense Jan Michael Gambill y al argentino Mariano Zabaleta, a todos en cinco sets, el jugador catalán se mide al galo, con el que sólo se ha enfrentado una vez, en Wimbledon hace cuatro años. La supervivencia en el cuadro femenino depende sólo de Virginia Ruano, emparejada en la cuarta ronda a la checa Denisa Chadkova. La madrileña, que ha esperado nueve participaciones en el Melbourne Park para alcanzar su mejor clasificación, ganó a la jugadora de Praga en New Haven hace dos años.