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COPA DEL REY

El Depor resucita en el último suspiro

El Mallorca impartió una lección magistral de orden, estrategia y toque a un triste Deportivo, en Riazor, y si no sentenció el pase a su tercera final de la Copa del Rey fue porque el fútbol es un deporte mágico e imprevisible y Mak

Publicado por
Manuel Suárez - LA CORUÑA.
León

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Sólo la inexperiencia de los baleares, un penalti más que dudoso inventado por el ex mallorquinista y una genialidad de Makaay y Tristán en el instante final permiten al Deportivo soñar con un milagro imposible cuando, a falta de sólo ocho minutos, perdía por 0-3. Todo parecía entonces resuelto pero el Mallorca, con una actitud hasta entonces sin tacha, se confió. Gravísimo error ante un equipo campeón. Y este Deportivo, aunque mermado y en horas bajas, es el vigente campeón de Copa y puede resucitar en Son Moix, el próximo 6 de marzo. Como ya hizo en Liga, donde también marcó, Pandiani no festejó sus goles y fue ovacionado por la señorial afición deportivista cuando se retiró en los minutos finales. El uruguayo fue el triunfador de una noche en la que el Mallorca acreditó por qué eliminó y goleó al Real Madrid. Es un equipo muy bien trabajado por Gregorio Manzano que dispone de jugadores notables como Novo y Riera, los dos hombres de banda, el enlace Ibagaza y el delantero Eto''o. Y si encima, el «Colorado» Lussenhoff está inmenso en defensa y Pandiani mete lo que toca, el resultado salta a la vista. El Deportivo se resquebraja este año por atrás, justo por donde se hizo casi inexpugnable en los últimos años, de la mano de Jabo Irureta. La seguridad y solidez de antaño se han tornado este curso en imprecisión, nerviosismo y falta de contundencia. Es cierto que en Copa juega una defensa con varios suplentes, pero no sirve de excusa porque con los titulares también flojea en la Liga. Esta vez, ni Manuel Pablo, todavía lejos de su mejor momento tras recuperarse de una grave lesión, ni Capdevila, lateral más atacante que defensor, taparon por las bandas. Por el centro, el «abuelo» Donato y el desorientado Andrade no se coordinaron y sufrieron lo indecible ante el rápido Eto''o y el incansable Pandiani. El partido pareció dormido, bajo control, con ese 0-3, hasta que en los últimos diez minutos se produjo la borrachera de goles.