Villar se queda un poco más aislado

La dimisión de los miembros del Comité de Competición de la Federación Española agudizó ayer la crisis más grave de este organismo desde la llegada a la presidencia de Angel María Villar, y se presenta como una consecuencia del despido del secretario general, Gerardo González, el pasado 29 de enero. El hecho de que el Comité haya argumentado su renuncia en injerencias en su trabajo y la haya hecho pública en ausencia del presidente Villar, de viaje en Mallorca para presenciar los partidos de las selecciones sub''21 y absoluta contra Alemania, no hace sino abrir otra brecha dentro de la RFEF. El despido de Gerardo González, originado por unas diferencias con el vicepresidente primero y responsable de asuntos económicos, Juan Padrón, que ni la Federación ni su presidente ha explicado todavía, parece haber disparado la caja de los truenos en la sede federativa. La petición de una auditoría sobre las cuentas de la RFEF, hecha por un pequeño sector de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) que no ha prosperado, y las informaciones publicadas en varios medios de comunicación sobre el pago por parte de este organismo de un viaje a Asia de familiares del vicepresidente Padrón han contribuido a dañar a la Federación. A ello se ha unido el silencio de Villar sobre los motivos que le llevaron a prescindir de uno de sus hombres de confianza en los últimos quince años, que pese a tener contemplado en su contrato de alta dirección lo que ocurriría en caso de despido todavía no ha firmado el finiquito. Villar, que lleva como presidente de la RFEF desde 1988 cuando derrotó a Herrera, presidente de la Andaluza, debe hacer frente a la situación más complicada de su mandato, iniciada hace 3 años cuando Gerardo González se vinculó a una candidatura para presidir la Liga de Fútbol Profesional.