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OPINIÓN Marro

Ecos de las «jornadas» (II)

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León

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El pasado miércoles comentábamos en torno al desarrollo del segundo día de las «Jornadas de Lucha Leonesa: Proyección y Futuro»; en teoría y sobre el papel con el temario más árido (lesiones/alternativas al cinto/diversificación y variantes) y que transcurrió con la mayor amenidad e interés participativo. Remontándonos ahora al primer día, del texto enviado por el catedrático Guillermo Suárez Fernández para la apertura de las Jornadas, nos quedamos con algunos apuntes a subrayar y que reproducimos textualmente (aparte del aliento personal hacia su admirado Clemente Fuertes «tan torpe y desproporcionadamente sancionado»). «...Mejoramiento de sus estructuras y funcionalidad, disposición favorable por encima de políticas y banderías con el perfeccionamiento luchístico como única meta (...). Es mucho lo que resta por hacer para consolidar la lucha, cuyo origen y raíces se insertan en el medio rural y que es hora ya de invadir la urbe, tema abordado hasta el presente con gran timidez. La timidez deberá dejar paso al atrevimiento y la osadía en ese inquebrantable afán de mejora». Al hilo del compromiso con la lucha que impregnan éste y otros testimonios de un científico del nivel intelectual del profesor Suárez Fernández, apostillábamos desde aquí la semana pasada propugnando ese respaldo intelectual y esa despolitización para la lucha. en lo que incide el también ponente de las Jornadas, Angel Alonso. Pero ese primer día dio mucho más de sí al abordar estructuras/clubs/lucha de base desde la óptica de dos de los clubs de lucha que -junto con el «San Guillermo de Cistierna»- tienen auténtico sentido estructural e integral de club como tal. Y precisamente esa noche se produjo la única sustitución de ponente de todas las jornadas, tras la autoexclusión a última hora de Carlos Carande -concejal «casualmente» del mismo partido del también autoexcluido ya de partida diputado provincial de Deportes- y que sin duda hubiera ofrecido interesantes aportaciones (de estructuras federativas, de lucha de base y de club) desde su perspectiva de exPresidente de Gestora y de fundador del «Club de Lucha San Pelayo de Liegos». Pues bien, los representantes de los clubes Villabalter-Bernesga y B. Mansilla, sus respectivos presidentes, coincidieron en apostar por la «pirámide luchística» partiendo de la Lucha de base hasta llegar a la cúspide de la élite; financiación de alcance (brindar al patrocinador a cambio «algo de interés publicitario»), entrenamientos colectivos, ámbito territorial, sede social, mínimos medios y estructuras básicas... Y en lo que se refiere a la Lucha de Base como futuro, labor intensa, continuada y permanente en colegios ¡colegios, colegios, colegios! «Junto con los clubs la única esperanza de futuro para la lucha está en los colegios». Pablo Llorente puso toda su vehemencia para denunciar con crudeza carencias y limitaciones; no despegaremos de la miseria mientras no se tome conciencia de que hay que generar recursos -más o menos convencionales o más o menos atípicos- generadores a su vez de dinero. Por su parte Jesús Oblanca pondría el acento en anteponer la consigna de dar espectáculo y divertir a ese objetivo prioritario actual de ganar a toda costa y como sea; y en la formación integral, a todos los niveles, de los chavales. Los otros dos ponentes de esa noche, Fernández Estrada y Alvarez Tascón, pusieron el tono en sus ilustrativas vivencias y desde sus respectivos y privilegiados ángulos observatorios. A la realidad de esta irreal e idílica Lucha Leonesa, nos devuelve la otra lucha, la real: la del total de 8 equipos -¿clubs?- (cerca de 80 en Canarias), el centenar de Licencias Senior (miles en Canarias), la escasa media centena juvenil e infantil (centenares y centenares en Canarias), o la lucha femenina convertida en combates chico/chica (Liga Femenina en Canarias ya hasta con solera) y etc., etc., etc. Y tras esta especie de «frustración de horizontes» -proyección y futuro-, más lo que nos resta por constatar de las dos últimas noches, la pregunta viene obligada ¿van a servir de algo las jornadas y después qué...? Interrogantes que planteaba precisamente el ponente Jesús Sanjosé el último día. Pues la respuesta viene también forzada, o más bien anticipada y planteada desde la presentación de las jornadas por el coordinador de las mismas; a ella nos remitimos y les remitimos. «(...) Y nos vamos a reunir cada noche precisamente para eso: para apostar voluntaristamente por el futuro y la proyección de la lucha: Solamente eso, nada más... y nada menos. Humildemente a poner en común la posibilidad de otra Lucha distinta, de que sea viable y factible otra lucha. Ojo, la misma en sus raíces, en sus orígenes -que eso es irrenunciable y casi sagrado-, pero diferente en su desarrollo (...). Aportando entre todos y con la aportación de todos: que los montes se hacen llanos, cuando son muchas las manos y uno solo el ideal...». Más que solemne y retórica declaración de principios, humilde y modesta declaración de intenciones.