¿Por qué se mueren las truchas en la piscifactoría?
El pasado miércoles, día 12 de febrero, una nueva remesa de truchas muertas procedentes de la piscifactoría de trucha común de Vegas del Condado llegaba al crematorio de Cabreros del Río. En esta ocasión la cantidad era algo menor que en las remesas anteriores, concretamente seis garrafas de veinticinco litros repletas de peces de tamaños variados entre 17 y 28 centímetros, lo que según estimaciones aproximadas podría suponer más de cien kilos, unas 500 truchas. Según fuentes de Medio Ambiente, esta cantidad de truchas muertas, que se repite con una periodicidad cuando menos mensual, es normal en esta época del año. Parece, sin embargo, que algo falla en esta piscifactoría que, desde su inauguración ha tenido serios problemas de funcionamiento. Tampoco la Sección de Pesca, responsable directa de la piscifactoría, se muestra dispuesta a facilitar mayor información, a pesar de que ésta ha sido demandada en medios federativos e incluso de las propias sociedades de pescadores. La piscifactoría de Vegas del Condado, en el río Porma, cuenta con unas modernas instalaciones y en ella se produce trucha común con destino a las repoblaciones destinadas a los Cotos Intensivos y tramos de río que han sufrido pérdidas importantes en sus poblaciones trucheras. Parece evidente que el número de ejemplares con que se repueblan estos tramos se ha reducido sensiblemente en los últimos tiempos y de ello son testigos los miles de pescadores que acuden a practicar la pesca en los cotos intensivos de Marne, Ponferrada y La Bañeza, así como en otras zonas que hace años eran repobladas de forma habitual. Además de la utilización de ejemplares criados en la propia piscifactoría para reponer alevines, es práctica común la utilización de machos autóctonos o huevas fecundadas a pie de río utilizando la pesca eléctrica. Este hecho ha sido muy cuestionado por los pescadores y ecologistas al entender que se interfiere en la normal reproducción de la especie.