LIGA DE CAMPEONES
El Madrid sigue vivo con lo justo
El compromiso, la fe en sus posibilidades, el buen trabajo defensivo y la inmensa calidad de jugadores como Raúl, el renqueante Zidane y el incansable Figo permitieron al Real Madrid remontar un complicadísimo partido ante el B
Sus jugadores, liderados por Raúl y siempre concentrados, metidísimos en el partido, dejaron patente que, cuando no se esconden y ejercen su profesión sin la motivación exigible, tienen el triunfo casi garantizado. Sobre todo si juegan en el Santiago Bernabéu, donde cualquier rival termina por acusar la presión y comete el grave error de echarse demasiado atrás cuando el marcador le favorece. El Madrid estuvo notable pero sufrió porque el Dortmund fue un adversario de verdad, un equipo con un atractivo compendio de fuerza, potencia, movilidad, rapidez y experiencia. De medio campo hacia delante, Rosicki y el gigantón Koller, mucho más técnico de lo que por su físico parece, forman una pareja interesante que se complementa de maravilla. El mayor defecto de este equipo reside en su defensa, ya que los centrales marcan casi al hombre y reculan en exceso, lo que puede ser un suicidio ante atacantes tan listos y espabilados como Raúl. Sammer dijo la víspera que el vigente campeón de la Bundesliga debía de salir sin miedo ante el rey de Europa y cumplió su palabra. La puesta en escena del Dortmund, muy presionante arriba, sorprendió al Real Madrid, al que le costó casi media hora aprender a leer el partido. Dominaron más los locales, tuvieron alguna ocasión muy clara, como la que Lehmann abortó a Raúl, pero no se encontraron a gusto. Y encima, en el único error defensivo de la noche, permitieron que Koller ejecutara a Casillas desde fuera del área. Con el partido cuesta arriba, el público comenzó a ponerse nervioso y la tomó con Ronaldo, que se perdió en un sinfín de bicicletas lejos del área y aportó poco jugando como segunda punta, por detrás de Raúl. Pese a todo, estuvo a punto de empatar en un disparo intencionado que desvió Lehmann, el suplente de Kahn en la selección teutona. Con ímpetu, coraje y momentos de buen juego, el Real encerró cada vez más al Dortmund y logró su objetivo de empatar antes del descanso. Cómo no, tuvo que ser Raúl, siempre Raúl, el que resolviera. Recibió un balón de espaldas, buscó el penalti, cayó al suelo, y entre Metzelder, Woerns y Lehmann marcó el gol entre las piernas del portero, por el único sitio posible. ¿Suerte? Imposible cuando se repite tantas veces. Quizá para diferenciarle de Ronaldo, el Bernabéu coreó a su ídolo madrileño como hace tiempo. El partido arrancó a toda mecha en la reanudación, con el Madrid volcado y el Dortmund sin renunciar al contragolpe. En el primer minuto, Raúl estuvo a punto de sorprender a Lehmann con un lejano disparo de rosca con la derecha y Pavón no acertó a rematar bien un balón suelto que no esperaba en inmejorable situación. Instantes después, Casillas, otro tipo siempre decisivo en el Madrid, salvó con un pie milagroso un mano a mano con Ewerthon. Ronaldo, gol y pitos El duelo estaba loco, roto, de ida y vuelta. Cuando esto sucede la calidad del Madrid suele imponerse. Esta vez no fue una excepción, ya que entre Figo, un extraordinario Zidane y un afortunado Ronaldo fabricaron el 2-1. El pase del francés al brasileño, que remató fatal pero encontró la colaboración de Lehmann, sólo lo pueden firmar astros como el francés. A partir de ahí, el Madrid lució su mejor fútbol, combinó de maravilla y bailó por momentos bajo la lluvia a los teutones. Le faltó matar el partido, un error ya tradicional en los blancos, y por eso tuvo que vivir innecesariamente en la incertidumbre hasta el final.