Portillo evita la entrada al infierno

El equipo de Vicente del Bosque, con un punto de ventaja sobre la tropa de Matthias Sammer y dos capítulos de la segunda fase aún por escribir, ha avanzado un buen trecho hacia la ronda de los ocho mejores. Un empate no suele ser un resultado que el Real Madrid celebre con entusiasmo, pero el de la noche de ayer tiene un excelente sabor porque le permite depender de sí mismo para conseguir su objetivo. Si gana los dos partidos de la segunda fase que tiene por delante, ante Milán y Lokomotiv de Moscú, lo habrá alcanzado. El Real Madrid sufrió más que nunca ante el campeón alemán, un equipo con mucha fortaleza física, como todos los germanos, y una buena dosis de talento que se convierte en un adversario temible cuando plantea la batalla en su territorio. Los blancos recibieron una muy buena noticia minutos antes del comienzo del partido. El checo Tomas Rosicky, el mejor futbolista del Borussia, el eje del equipo de Matthias Sammer, no podía jugar por problemas físicos. Tal vez la alegría de los madridistas fue tanta que no recuperaron la concentración hasta que el balón había rodado ya durante unos cuantos minutos. Casillas tuvo que emplearse a fondo para salir victorioso de un mano a mano con Ewerthon a los 15 segundos de juego. Fue una declaración de intenciones del equipo germano. Lo fue mucho en la primera parte porque el Real Madrid no tuvo el balón, y eso que Raúl, en el minuto 8, dispuso de una gran ocasión de gol tras un excelente pase de Ronaldo. En el minuto 23, seis después de que Casillas hiciera un paradón a Ewerthon, Koller demostró que es un delantero de muchos quilates y marcó el 1-0 con un derechazo. Del Real Madrid no había noticias. Desconcertado, nervioso, sin poder hilvanar más de cuatro pases con sentido, el campeón de Europa no parecía tal. Makelele y Flavio, muy desacertados a la hora de dar salida al balón, tampoco brillaron en tareas de contención, Zidane, Figo, Ronaldo y Raúl apenas se hicieron notar, y el equipo blanco se descompuso. Los hombres de Del bosque se marcharon a los vestuarios en el descanso aturdidos, y también muy enfadados por lo que pareció un clarísimo penalti de Madouni a Ronaldo, en el minuto 32. La historia fue diferente en la segunda mitad y el partido pasó a ser de ida y vuelta. El equipo de Del Bosque mejoró, pero al conjunto blanco le faltaba pegada. Ronaldo desperdició una buena opción de empatar el encuentro en el minuto 51. Pero Casillas había salvado antes a su equipo, en el minuto 62, tras un potente disparo de Frings, y Ewerthon había rematado fuera de cabeza en el 63. Lehman volvió a convertirse en el héroe del Borussia en el minuto 73, al despejar otro disparo muy peligroso de Ronaldo. Lehmann era un hombre henchido de orgullo, pero todo se le fue al traste en el minuto 92, cuando Portillo hizo callar a Dortmund entera con un gol que vale su peso en oro.