La Real pierde el liderato y el crédito

Aunque los donostiarras no merecieron un resultado tan abultado, volvieron a mostrar una imagen muy discreta, de pésima defensa, pobre juego y nulo remate. Salió dormida la Real y una internada de Óscar hasta la cocina propició al primer minuto el 1-0 de Olivera. La Real daba la primera muestra de su debilidad defensiva, y la segunda se produjo muy poco después, con un segundo remate del delantero uruguayo entre dos zagueros. Dos llegadas y dos goles. La Real, y especialmente su defensa, no estaba en el partido, y los vallisoletanos se fueron creciendo con ese sorprendente marcador, sin permitir la reacción donostiarra. Con espacios, cada vez que llegaba el Valladolid arriba era un peligro, y la Real apenas podía cruzar el medio campo, con Xabi Alonso sin entrar en juego y Karpin, abucheado cada vez que tocaba un balón, intentándolo por el centro y la derecha sin ningún éxito. Todavía quedaba otro error grave defensivo, en este caso a balón parado y de Aranzabal, que le quitó el balón a Westerveld, para que Óscar colocase el 3-0. La Real estaba negada y al Valladolid, con más agresividad, le había salido todo en muy pocos minutos. De cuatro ocasiones que tuvo el Valladolid enchufó tres, mientras que la Real no pudo acercarse al área rival ni disparar a puerta hasta la media hora de juego. Fue con un remate al palo de Jauregi de cabeza después de un saque de falta. Ni ahí tuvo fortuna la Real, con Westerveld ya batido. Si hubiese entrado ese gol la Real podía haberse metido con alguna confianza en el partido, que a partir de ese momento intentó llevar el control, aunque sin enlazar jugadas y sin profundidad. El Valladolid no tenía ya ninguna prisa y le fue suficiente con anular a los vascos en el centro del campo. Como era previsible, en la reanudación, y tras otro susto en el área realista, el dominio pasó a ser exclusivamente del equipo de Denoueix, pero infructuoso. El Valladolid se agazapó atrás, dejó que el choque se disputase casi por completo en su campo, y se encontró muy cómodo. A la Real le faltaba ritmo y velocidad, y sobre todo, definición, porque Kovacevic tenía el punto de mira desviado, y su equipo echaba muy de menos a Nihat. Pese a los intentos de Karpin, el ruso se fue desesperando aún más ante la ordenada defensa del Valladolid. El balón pasaba de un jugador a otro de la Real pero nadie desequilibraba y al equipo le faltaba chispa.