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Considera que lo de La Cabrera no es una cacería, sino una matanza masiva de animales semisalvajes

La Federación de Caza, molesta con la información del sacrificio de vacas

El delegado de la Federación de Caza en León, Miguel Fierro, ha salido en defensa de los cazadores que han participado en el sacrificio de vacas s

Miguel Fierro hace entrega de un trofeo durante un acto de la Federación de Caza

Publicado por
Pedro Vizcay - LEÓN.
León

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«Lo sucedido en los últimos días en los montes de La Cabrera con la eliminación de las vacas que desde hace años vagan por el monte no puede calificarse en modo alguno de cacería en el sentido cinegético o lúdico del término y las personas que efectuaron los disparos no deben ser identificados con la figura clásica del cazador. Incluso voy más lejos: tal vez nunca debería haberse solicitado la ayuda de este colectivo porque el problema debería haber sido resuelto por la Guardia Civil o por los propios agentes forestales», explica Miguel Fierro. Comprende, sin embargo, que se haya recurrido a unas personas que tienen permiso de arma larga y medios adecuados como son los rifles dotados de mira telescópica. «Unas personas que se han prestado a solucionar un problema arriesgando en ocasiones su propia integridad física y sin recibir nada a cambio». No pretende Fierro con sus declaraciones exculpar al Servicio de Medio Ambiente de la Junta, que en su opinión, ha permitido que el problema se agrave durante diez años en los que, de ochenta reses mansas, se ha pasado a doscientas salvajes. Razones sanitarias La necesidad de eliminar las reses queda patente, siempre en opinión del delegado de la Federación de Caza, por varios motivos: En primer lugar y desde el punto de vista sanitario son animales incontrolados que, aún partiendo de ochenta perfectamente saneadas, han podido adquirir todo tipo de epizootias y, cuando menos, no han tenido el seguimiento veterinario exigido por la Unión Europea. Por otro lado están incidiendo negativamente sobre pastos y cultivos sin dar ninguna rentabilidad y produciendo daños. Pero quizá lo más grave sea el riesgo físico hacia la población inherente al asilvestramiento que han sufrido ese ganado abandonado.

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