Las exclusiones de Denis y Metlicic supusieron el inicio de la eliminación

primera vez, Ademar se vió semifinalista. La peligrosa dinámica de cambiar goles, pan para hoy, hambre para mañana, encerraba el riesgo evidente de poner la eliminatoria en manos del ambiente y del arbitraje. Otro parcial 5-1 (26-18) acabó con el juego de ahora pasa León, ahora pasa Ciudad Real. En medio del arreón definitivo que buscaba el siete de casa para romper el partido, apareció, por sorpresa, imprevisible... una doble inferioridad que dejó al conjunto de fuera a merced de los elementos. En poco más de un minuto, se fueron a la calle Krivochlykov y Metlicic. El primero, por protestar un penalty de caballo que le habían hecho. El segundo, por llegar al límite en el tono de su defensa, pero sin superar la línea, ni con mucho. La eliminación leonesa empezaba a ser un hecho. La presencia de Armand Torrego bajo palos, había servido hasta aquel momento para solidificar los fundamentos que no aportaba la actuación defensiva del equipo, bastante discordante toda la tarde, y en ataque, Kjelling se quedó sólo a la hora de pegarse (8/12) con el 5-1 de Juan de Dios. Ritmo más bajo Ciudad Real tuvo la tentación mínima, por un instante, de bajar el ritmo de partido y dedicarse a los ataques largos, por ver si el marcador quedaba por debajo del 30-26 de la ida. Cuando el ex-seleccionador nacional cayó en la cuenta de que los rojos no iban a pasar de los 26 goles, aceleró otra vez el ritmo del partido, y quitó de la cara el rictus de angustia que le había venido acompañando antes. La recta final del choque se convirtió en la ceremonia de la celebración anticipada. Cadenas paró el partido para echar un vistazo al manual de las situaciones de emergencia, pero ni por esas. El tiempo muerto sugirió a la grada la conveniencia de celebrar el triunfo inminente con la ola. La Recopa despidió a un ex campeón y otrora finalista, en cuartos de final. La temporada solamente concede dos argumentos más para la ilusión. A cada cual más duro.