Diario de León

Las seis medallas de España en el mundial ratifican la progresión del equipo nacional

España conquistó un total de seis medallas en el IX campeonato del mundo en pista cubierta, el mejor registro de su historia. La jornada de clausura dejó tres nuevos pasos por el podio gracias a los segundos puestos logrados por Alberto García

Gebresselasie hizo aún un poco más grande su leyenda con un oro genial

Gebresselasie hizo aún un poco más grande su leyenda con un oro genial

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Fernando Miñana - BIRMINGHAM.
León

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Tras cargarse de prestigio hace un año en los Europeos llegó el momento de la reválida, la competencia con los mejores del planeta. El saldo fue sido excelente y España rompió su techo de cuatro metales (Sevilla''91 y Lisboa''01) al colgarse seis medallas -una de oro, cuatro de plata y una de bronce- en el Mundial en sala de Birmingham. La jornada de clausura compensó el sabor agridulce del día anterior. Ayer apenas hubo decepciones y la mayoría de los atletas españoles dieron lo máximo de sus posibilidades. España dejó el sello de su idiosincrasia en Birmingham con una actuación cargada de coraje. Alberto García ya no es el único blanco que puede medirse con los africanos. El vallecano ha sido el único que se ha podido batir con uno de los mayores talentos de los últimos tiempos: Haile Gebrselassie. El etíope tuvo que recordar sus mejores actuaciones, con un cambio progresivo demoledor, para lograr su tercer título en los 3.000 (el cuarto en un Mundial indoor). El pequeño fondista nacido en Arssi hace 29 años ya no parece capaz de lograr dos medallas de oro en un mismo campeonato, pero sigue estando un peldaño por encima de los ''rebeldes'', al frente de los cuales se encuentra Alberto García. El madrileño, además, se marchó de Birmingham con la conciencia tranquila. Se permitió el lujo de atacar a los africanos, incluido Gebrselassie, pero éste no sólo resistió sino que contraatacó de forma devastadora (7:40.97). Alberto García no tuvo problemas para finalizar segundo (7:42.08) por delante de kenianos, marroquíes y del otro etíope. Jesús España, por su parte, acabó cuarto, aunque posteriormente fue descalificado. Pese a todo dejó la impronta de su clase con un giro final en el que superó a varios rivales. Glory Alozie (7.90) parece condenada al segundo puesto. Al menos mientras la estadounidense Gail Devers (7.81) siga paseando sus garras por los campeonatos. La velocista estadounidense mantiene su supremacía con 36 años, impasible ante la irrupción de nuevo talentos. Alozie, en cambio, se resigna a su suerte. Su peculiar singladura comenzó en un campeonato del mundo júnior (Sydney''96). Desde entonces abundan en su palmarés las medallas de plata. Como en Maebashi''99, en pista cubierta, o en Sevilla''99 y Sydney 2000, al aire libre. Siempre segunda, pero siempre en el podio. La devota Alozie acabó con sus esperanzas de desbancar a la veterana Devers en la salida. Una vez más se durmió en los tacos. Pero la española, como la estadounidense, es sumamente veloz entre valla y valla, lo que le permitió acabar segunda por delante de Melissa Morrisson y, entre otras, la francesa Linda Ferga. La única medalla de bronce fue obra de Mayte Martínez. La vallisoletana entró tercera, con un nuevo récord de España (1:59.53), en una carrera durísima que le dejó una herida sangrante como recuerdo. La española vio cómo los codos de la eslovena Jolanda Ceplak abortaron hasta tres intentos de reacción tras el ataque de la mozambiqueña María Mutola (1:58.94), oro, y la austriaca Stephanie Graf, que pudo ser alcanzada de no ser por los roces entre las dos atletas que le perseguían. Mayte Martínez, pese a todo, andaba sobrada de fuerzas y en la recta se dio el gustazo de someter, ahora sí, a la plusmarquista mundial en pista cubierta, Jolanda Ceplak. La excepcional progresión, tanto en marcas como en puestos, de la pupila y pareja de Juan Carlos Granados le ha permitido convertirse en una candidata a lo máximo en la próxima gran cita, el campeonato del mundo al aire libre de París. La final masculina de 800 dejó a Antonio Reina (1:46.58) a las puertas del podio. El sevillano parecía que podía dejar fuera de las medallas al keniano Wilfred Bungei, pero el africano resistió. Por delante se producía la gran sorpresa y el estadounidense Krummenacker (1:45.69) le birlaba el oro al plusmarquista mundial, el danés Wilson Kipketer.

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