BALONCESTO
El partido estaba roto. Había tiempo suficiente pero León ya no tenía recursos en la mano
León devolvió a la pista a su quinteto inicial, al igual que Gijón, aunque Rubén Burgos apenas duró dos minutos en pista al caerle la tercera personal. Gijón aprovechó la ineficacia de León en ataque para devolver su renta a los cómodos diez puntos. En defensa caían excesivas personales leonesas, algunas cuestionables, pero sin lograr eficacia para frenar al rival. Quino Salvo intentó reorientar al equipo con un tiempo muerto y devolvió a la pista a Reid por Tchiloemba. El americano intentó sumarse a la defensa zonal, pero Gijón se iba creciendo al percibir sus opciones como más claras, aunque León buscaba la ansiada solidez, con Sony en pista. Era un momento clave y dos triples de Larragán y Jorge devolvieron la ilusión a León (62-56). El equipo se vino arriba y superando la tremenda dureza bajo los aros de Gijón empezó a jugar rápido, gracias a que empezaba a coger rebotes. Al final del tercer cuarto, ventaja local de cinco. En el tiempo definitivo, León sacó la raza a la cancha y Quino movió rápido el banquillo a la búsqueda de soluciones. Y los árbitros se ganaron la indignación de la grada cuando aplicaron a Gijón el mismo rigor en las personales que había sufrido León. En poco más de un minuto, tres jugadores locales alcanzaron la cuarta personal. Un triple de Brown puso un 72-66 en el marcador a seis minutos. León presionaba y Kortaberria se tuvo que sentar por un golpe ante la dureza bajo los aros. Quino puso en pista a Larragán y Llorente a la vez, y las precipitaciones llevaron la renta de Gijón a los doce puntos, con Reid camino del banquillo al cometer la quinta por llegar de nuevo tarde al balón. El partido estaba roto y los asturianos consumían sus posesiones para anotar fácil al sacar a León de la zona. Y cayó la quinta de Jorge. El público empujaba a su equipo y los segundos se consumían con un renta insalvable. Al final, 89-81.