LAS CLAVES
Intensidad defensiva. León sacó ayer a la pista gijonesa su principal carencia de esta temporada. Su inoperancia en defensa dio paso a una falta de concentración que abría pasillos cómodos a los rivales. Los intentos para buscar nuevas fórmulas no dieron resultados y al final se pagó muy caro. Eficacia. El poderío anotador de Gijón fue muy superior al de León. Su tiro exterior y su anotación desde la pintura no tuvo comparación con el juego ofensivo de los visitantes. Por parte de León, se desperdiciaron un total de 14 tiros libres, al conseguir anotar tan sólo diez de las 24 opciones otorgadas por los árbitros. En esta faceta brillo Reid con seis de seis, pero pinchó y muy notablemente Brown, con sus ocho fallos sobre otros tantos intentos. El rival aprovechó 26 de los 32 tiros libres, un 81 por ciento de eficacia. Rebote perdido. La falta de concentración de León le llevó a perder una vez más el rebote frente al rival. En esta ocasión fue por 35 y 27, y con la ausencia de Evans, de nuevo tuvo que ser Brown quien lideró esta faceta en el equipo, con siete capturas. Anotación. Jorge García lideró una vez más al equipo a la hora de anotar. En esta ocasión fueron 16 puntos, lejos de sus mejores registros, pero también del resto de sus compañeros que, salvo Brown, no superaron en ningún caso la decena. Aleros y pívot. En León fallaron de forma notable los aleros a la hora de anotar, pero también los pívot tanto de cara al ataque como para cerrar la zona, que fue dominada en todo momento por Prickett. Y ahora, Complutense. León no tendrá tiempo para recuperarse. La próxima cita será contra el Universidad Complutense, un equipo que va a más y que ya está en plazas de play-off. La recta final de la campaña no concede tregua y a partir de ahora, cara triunfo es de oro.