Kiev devuelve a España entera

El triste lo es el haber encajado el tanto de la igualada en el descuento quizá por falta de concentración generalizada, un gol que provocó el delirio en la fervorosa hinchada ucraniana, que ya se encaminaba hacia la salida del estadio triste por la reacción que comandó el Ferrari. No obstante, a la selección española este punto le puede suponer parte del billete de Portugal 2004. Lidera el grupo, está invicta -como Ucrania-, pero ha salido airosa en los dos desplazamientos más peligrosos ante los rivales más directos. España tiene, a partir de ahora, con Grecia y los ucranianos, la ventaja del factor campo. Está claro que, tras ganar en Atenas por 0-2, un triunfo en Kiev hubiera sido prácticamente definitivo para asegurar el liderato y la presencia en el torneo continental, pero también que el conjunto de Iñaki Sáez mantiene la iniciativa de este grupo 6 con cierta autoridad. Partido negro Y lo cierto es que, como reconoció el técnico español, vio el partido «negro» durante algunas fases, con el marcador en contra y sin dar con la fórmula para evitar la que podría haber sido la primera derrota de su etapa al frente del equipo. «Vamos a dar por bueno el resultado, porque ahora en casa tenemos la oportunidad de asegurar la clasificación, aunque también tenemos que convencer», señaló el entrenador vasco cuando se acercaba al autobús rodeado por hinchas ucranianos que no cesaban de solicitar un autógrafo. El viaje a Kiev llegaba en un momento sociopolítico complicado por el conflicto bélico en Irak, y en lo deportivo el partido era el más difícil por tratarse del rival por el liderato y porque se esperaban unas condiciones -frío y campo- más adversas. Ni la guerra afectó un ápice el plan de España, ni esos factores resultaron tan contrarios, ni el encuentro, disputado en un Olímpico abarrotado por enfervorizados seguidores que convirtieron los graderíos en un auténtico espectáculo, mermó el camino trazado por Sáez y sus pupilos. El seleccionador español, que relevó a José Antonio Camacho tras el Mundial 2002, vio más cerca que nunca su primera derrota en el séptimo partido, pero los cambios y la consiguiente entrada de Juan Carlos Valerón, Xavi Hernández y Diego Tristán dieron aire al juego y se rozó incluso la victoria con la firma de Raúl y Joseba Etxeberria. El madridista, alma indiscutible de España, lidera la clasificación histórica de artilleros, ahora con 32 goles, y además ya está en el ''top ten'' en internacionalidades, con 60. Y sólo tiene 25 años. Ni Raúl ni Andriy Shevchenko quisieron hacer notar que el partido iba a ser un duelo entre ambos «7», ambos capitanes. No obstante, el español había comentado que prefería perder en el apartado personal y que ganase su equipo. Y ambos realmente fueron protagonistas. Raúl porque levantó el partido y Shevchenko porque propició el primer tanto ucraniano y porque su sustitución causó el estupor en los graderíos, que idolatran a Sheva tanto como admiran al capitán madrileño. Satisfacción al regreso Sáez sale en cierto modo satisfecho de Kiev. Al margen de errores puntuales y de haber encajado el tanto del empate al final, lo que más le gusta, según advirtió, es que la selección tiene un estilo, un patrón ganador, aunque en el Olímpico ucraniano no saliera a relucir hasta entrado el segundo periodo. El paso adelante está dado, pero el empate deja trabajo pendiente, aunque sea en casa. Los jugadores saben que el objetivo inicial de este periplo está encauzado pero que no hay que descuidarse. «Nos falta un poquito tan solo para estar en la Eurocopa», comentó el guardameta Iker Casillas, mientras que Valerón, uno de los revulsivos de España en el segundo periodo, subrayó que «en un torneo así un punto como este puede dar la clasificación». «Si ganamos en León la clasificación estará más cerca», destacó Raúl. Luego llegará el momento de recibir a Grecia el 7 de junio, visitar a la débil Irlanda del Norte el 11 del mismo mes y buscar la sentencia el 10 de septiembre ante Ucrania en casa, con lo que el traslado a Erevan para jugar ante Armenia en la última jornada puede ser prácticamente de turismo.