La raza final no siempre basta

Baloncesto León salió a flote ante la Universidad Complutense en los últimos minutos, pero en esta ocasión no bastó con esa raza final para salvar el desaguisado. Fueron 39 puntos en diez minutos, pero la suma total siguió siendo favorable a los insulares. Y es que León no erradicó su mal momento de juego y en su visita a la cancha de un Drac Inca muy distinto al de la primera vuelta hacía de la victoria un objetivo difícil. No pudo ganar el León después de un extraño partido en el que quiso arreglarlo todo en el último cuarto. Y quizás batió un récord con esos 39 puntos en el último cuarto, pero no le valieron de nada porque arrastraba una desventaja casi imposible de superar después de haber claudicado en los tres primeros cuartos. En el primer cuarto, León comenzó marcando la pauta en los primeros minutos, corriendo muy bien el contraataque, lo que le valió al equipo de Quino Salvo para ponerse en ventaja, con una máxima de cinco puntos (4-9), favorecido también el equipo leonés por el hecho de que el argentino Leo Gutiérrez hiciera dos personales en el primer minuto, lo que le llevó al banco. Pero el equipo balear supo reponerse y le endosó a León un parcial de 5-0 que le devolvió la igualdad al encuentro. Xavi ganó a Quino En ese punto, Xavi Sastre le ganó la partida táctica a Salvo, sobre todo en el aspecto defensivo. En el momento en el que el Inca se puso por delante con triple de Bryant (14-11), el León no encontró antídotos para nivelar el encuentro al estar totalmente atascado en ataque. Para colmo de males, Reid cometió su tercera personal y redujo las variantes de León. El Inca fue aumentando sus ventajas mientras el equipo de Quino Salvo León la batalla en el rebote y fallaba en el tiro ante el ritmo frenético que imponía el Inca, con un Walls que se convertía en la pesadilla de los hombres interiores del equipo leonés, mientras que desde el perímetro, Sergio Rodríguez fusiló a un León que sólo encontraba respuestas de la mano de Sony Vázquez. La ventaja de los mallorquines fue creciendo hasta alcanzar el minuto dicienueve los mismos puntos (47-28) que evidenciaba la tremenda superioridad del Inca y la parquedad de ideas de Salvo, que no encontró la fórmula para frenar al eficaz equipo balear. En la reanudación, hubo un apagón en el marcador que lo invalidó durante el tercer cuarto, lo que provocó cierto nerviosismo. El Inca aguantó la renta pero León avisó de sus intenciones y con un parcial de 0-7 (52-39) se volvió a meter en el partido. Apareció por primera vez la figura de Bryant, que no sólo dirigió con diligencia al equipo, sino que además se encargó de encestar y penetrar con solvencia, de ahí que la renta volviera a subir hasta más de los veinte puntos para los locales (63-42), dejando de nuevo a León como un equipo en precario. El equipo de Salvo estuvo lento, sin saber encontrar selección de tiro y muy blando en el rebote, mientras que el Inca controló sin problemas el rebote (Walls estuvo omnipresente) y presentó un nivel de acierto notable. Ya en el último cuarto y con el marcador ya funcionando para tranquilidad de todos, León volvió a aparecer en el partido para apurar sus escasas opciones de victoria. Reid cometió la quinta falta a los dieciséis segundos de juego y se le señaló antideportiva a Sergio Rodríguez. León no le tuvo miedo al partido ni a la desventaja y de la mano de Llorente utilizó el triple como argumento más rápido para mertese en el partido y con un parcial de 1-9 el León se quedaba (70-63), pero entonces apareció de nuevo Bryant para con tres acciones consecutivas aguar el boceto de fiesta de los leoneses, para que el Inca volviera a mandar (77-65). En ese momento se invirtieron las tornas y entre Llorente, Jorge García y Brown metieron el miedo en el cuerpo al Inca, que se llegó a ver solo con cuatro puntos de ventaja (80-76). De nuevo volvió a verse a Bryant, esta vez ayudado por Bulfoni, rescataron a su equipo y la muñeca firme de Miki López desde la línea de tiros libres, dejó fuera del partido a León, que dilapida sus opciones de lograr la ansiada cuarta plaza y se sumerge en un grupo perseguidor con las cosas muy igualadas.