Esto no es como empieza

Enviado especial de Diario de León Tal y como empezó el partido de ayer en Ávila, pocos podían presagiar un desenlace feliz para los intereses de la Deportiva. El mejor jugador del Real Ávila, el díscolo Raúl Lozano, había firmado dos tantos de bella factura, aprovechándose de la endeblez que mostró la cobertura visitante en ambas ocasiones. Esos dos goles del cuadro rojillo ponían muy complicadas las cosas para un equipo sorprendido por las circunstancias. Sin embargo, la reacción fulminante que tuvieron los de Simón tras el descanso, dio al traste con los planes de salvación que habían empezado a dibujar los castellanos. Y eso que el partido arrancó con una Deportiva que asustaba a los locales, por medio de Ramón Pereira primero, con un cabezazo que detuvo el meta Félix. Luego sería el incisivo Lozano, el que estuvo a punto de marcar desde el círculo central con un lanzamiento que casi sorprende a Álvaro. La pelota salió junto al palo. Después llegó otro aviso de la Deportiva, tras el centro de Lanza desde la izquierda que Alejandro remató por encima del larguero. Cuando se habían consumido veinticinco minutos de partido y en medio de ese toma y daca que mantenían ambos conjuntos, el goleador local Raúl Lozano abrió el marcador. Tomó la pelota en la frontal del área y utilizó a su compañero Gonzalo para fabricar una pared que le dejó sólo ante Álvaro y desde la frontal del área chica fusiló al meta vasco. Acusó el golpe la Deportiva, aunque los de Simón buscaron la igualada en una acción personal de Igor que juega con Alejandro para que éste le devuelve y ya en el área, el cuero sale rebotado hacia Ramón Pereira que remata alto. En pleno esfuerzo por buscar el empate, la Deportiva sufriría el segundo mazazo de la tarde. Otra vez Lozano se convirtió en verdugo al rematar con precisión un centro medido de Maldonado desde la izquierda, sin dejar caer el balón. Fue un gran gol. La primera parte expiró después de un remate de Cascallar que atajó con apuros el meta local Félix. Lo que nadie podía presagiar es que la Ponferradina tuviera una puesta en escena tan espectacular al regreso de los vestuarios. En sólo once minutos, los discípulos de Simón le dieron la vuelta al partido con tres goles que dejaron descompuestos al cuadro local. El primero lo hizo Alejandro, tras una combinación entre Lanza y Mangas. El salmantino sirvió medido desde la izquierda para que Alejandro fusilara a placer. Tomó rápido la pelota para hacer ver que aquello estaba incompleto y Pereira tomó nota. En acción individual se fue de varios enemigos dentro del área para terminar ajustando el balón abajo, junto al poste de Félix. Era el empate. El Ávila estaba tocado y Alejandro aprovechó para rematarlo en el segundo palo con un cabezazo. De aquí al final sólo hubo que dejar pasar el tiempo.