El Alavés sigue reñido con el gol

El Mallorca actuó con una mentalidad conservadora y se dedicó, sobre todo, a mantener el mínimo botín durante los noventa minutos. Sin embargo, la mayor ambición en busca del triunfo y la iniciativa correspondió siempre al Alavés. Su técnico, José Manuel Esnal «Mané», recurrió a la vieja guardia para alterar la dinámica negativa de los últimos tiempos y contrarrestar el poderío físico del cuadro visitante. Privado del concurso de Iván Tomic y Adrian Ilie, sus dos jugadores dotados de mayor talento futbolístico, el equipo albiazul se encomendó a otros valores como la garra, la presión y la capacidad de sacrificio para dominar el juego. Como quiera que el técnico del Alavés apostó por Iván Alonso para suplir la baja de última hora del centrocampista serbio, el fútbol del Alavés adquirió un perfil más directo ante un Mallorca demasiado reservón y sin chispa. El delantero uruguayo llevó el peligro al área de Leo Franco en la recta final de la primera parte. En primer lugar, obligó a una buena intervención del portero argentino con un espectacular remate en plancha y, segundos antes del descanso, sirvió un balón de oro a Rubén Navarro, que éste mandó fuera por milímetros. Salvo un envenenado disparo de Samuel Etoo al filo de la media hora y alguna esporádica acción de Álvaro Novo por la banda derecha, el bagaje ofensivo del conjunto entrenado por Gregorio Manzano se redujo a la mínima expresión. El partido siguió por los mismos derroteros en la segunda parte, aunque el juego se embarulló más si cabe. Tanto los vitorianos como los mallorquinistas bordearon la mediocridad en muchos momentos y acabaron por convertir el duelo en un sopor absoluto.