El Alcalá sienta cátedra en El Toralín
La Ponferradina disputó uno de los peores partidos de la temporada y cayó claramente derrotada ante el Alcalá. Los madrileños salieron muy motivados y superaron a los locales en todos los aspectos. Mientras los de Simón parecían una vieja locom
Nada que objetar a la victoria de los alcalaínos en Ponferrada. Supieron los discípulos de David Gordo pagar a su rival con la misma moneda, después de la derrota que habían encajado en la primera vuelta en el Virgen del Val. Pero ayer la afrenta quedó saldada y con creces porque sólo hubo un equipo en el terreno de juego y ese fue el complutense. Salieron los madrileños con un ritmo muy superior al de su rival, llevándose casi todos los balones, presionando de forma asfixiante a los locales que se veían impotentes para poder sacar el balón desde atrás. El único recurso que les quedaba a los de Simón era desplazar en largo y entonces los rojillos adelantaban su defensa para hacer caer en fuera de juego, bien a Pereira o bien a Alejandro. Como consecuencia de todo ello, el partido tenía una única dirección y era la que conducía hacia el portal de Álvaro, que volvió a ser el mejor de su equipo. Ya en el minuto 3 pudo marcar el Alcalá cuando Toñín (el visitante) cedió a Rafita desde la izquierda, pero éste lanzó a colocar y terminó por entregar mansamente a Álvaro. No tardó mucho en marcar el Alcalá, se veía venir. Un centro medido de Romero desde la izquierda lo remata Toñín con la cabeza a la red. Otro equipo hubiera plegado velas para defender su renta, pero el Alcalá siguió presionando y sólo su falta de puntería le privó de marcharse al descanso con dos o tres goles más. La Deportiva ni se había movido y mejoró algo tras el descanso, favorecida por un lógico repliegue del equipo rival. Sólo Alejandro y Lanza, ya cerca del final, pudieron rematar entre los tres palos, sin inquietar a Leal. Antes de eso, Toñín había sentenciado el compromiso con otro tanto de cabeza en un veloz contragolpe. El meta Álvaro salvó dos goles más en dos jugadas calcadas. El delantero Dani Calvo se fue solo desde el centro del campo y el vasco le sacó la pelota en el mano a mano. La segunda parecía penalti y, en consecuencia, expulsión. Jaso Delgado no quiso hacer más sangre.