OPINIÓN Martín
Llegó el momento clave
Confieso que nunca me ha gustado aplicar el concepto crisis a situaciones meramente deportivas; porque es palabra de uso común apenas un equipo, un atleta, un deportista tiene un par de fallos de sendas actuaciones, más aún si uno de esos fallos se producen ante rivales considerados como inferiores. Pero en este momento clave para la Cultural en la fase clasificatoria para la «Liguilla de ascenso», es la palabra adecuada para situar en su justo punto la situación ante la que se encuentra. Crisis es un momento decisivo en el sprint final de la Liga y sus consecuencias, para bien o para mal en su resolución, puede marcar la línea gruesa del éxito o la delgada del fracaso. Se había encendido, metafóricamente, la luz roja en el semáforo culturalista. De la metáfora, a la clara y concisa realidad de la encrucijada ante la que se encuentra y en la que hay que elegir el camino indicado. En los indicadores del cruce los caminos inmediatos llevan al Pontevedra y al Zamora, los dos partidos inmediatos. En el nuevo Amilivia ambos. Entre uno y otro, un desplazamiento complicado, cuando menos, a Canarias para jugar con el Pájara Playas. Es un secreto a voces que el equipo se encuentra en un mal momento física y psíquicamente. Las segundas partes lo delatan en lo físico, el desarrollo de los partidos donde se termina con un jugador menos es un indicativo de normas a flor de piel que se desatan ante cualquier contrariedad o decisión más o menos equivocada. Se adentra en el marcador y se ve remontado en segundas partes en segundas partes que no son buenas. Lesiones, expulsiones, contrariedades y condición física. De los cinco últimos partidos jugados, quince puntos en juego, tan sólo se han logrado dos, por la vía del empate, ante equipos muy inferiores en la clasificación y en el propio Amilivia. La crisis es evidente. El momento -auténtica encrucijada- también. El presidente del club llama a la unidad de todos para salvar con bien esta difícil situación. Muy oportuna la llamada que debe tener una respuesta total, absoluta, de todos los aficionados, dejando a un lado filias y fobias -que las hay- y convirtiéndose todos en afanados marineros remando en la misma dirección con el máximo esfuerzo; porque todos somos tripulantes del barco culturalista y queremos lo mejor para él: que arribe al buen puerto de la clasificación primero, como premisa «sine qua non» para poder probar fortuna en la lotería del ascenso. Tres jornadas importantísimas, tal vez decisivas, las tres próximas del calendario.