Ademar abre hueco con el Portland

Teucro cayó, pero con dignidad, haciendo creer a su afición de que la sorpresa era posible y la ovación con la que el respetable le despidió es la mejor demostración de que el esfuerzo valió la pena. El Teucro jugó una primera parte, especialmente los 22 minutos iniciales. No fue un bonito sueño, si no una excelente realidad porque los pontevedreses no solamente tutearon a uno de los grandes del balonmano español sino que lo dominaron. Fueron superiores. Probablemente haya sido la mejor primera parte desde hace mucho, un dato que tiene un excepcional mérito y más si se tiene en cuenta el equipo que tenía enfrente el Teucro. Ese éxito parcial se cimentó en tres aspectos fundamentales La portería, el alto grado defensivo y el trabajo ofensivo, basado en la inspiración de Gabi Ben Modo. Entre líneas, jugó a la perfección, la conexión entre el pivote y los laterales y el central fue perfecta e incluso hasta De Uribe tuvo un brillante papel. Tampoco hay que olvidarse del acierto de Cutura y Drasko Mrvaljevic, pero si a la primera parte hay que ponerle algo negativo eso fueron las pérdidas de balón, como consecuencia de la mala selección de lanzamientos. Sin embargo la primera mitad también deparó la excelente capacidad teucrista de superar su peor momento. De un increíble 10-5 se pasó a un preocupante 10-8 y sin embargo los pontevedreses no se defondaron, no perdieron la tranquilidad y siguieron mandando en el parquet y también en un marcador que al final de esos 30 minutos reflejó un ilusionante 13-10. Fuese lo que fuese lo que deparase el segundo periodo, lo del primero se tardará en olvidar. Era lógico que el Ademar apretase y que redujese su desventaja. Al fin y al cabo el Teucro está hecho para luchar por mantenerse y el equipo de León para aspirar a todos los títulos en juego. El Teucro no bajó los brazos en ningún momento y tampoco perdió los papeles cuando su potente adversario neutralizó toda su desventaja. En ataque la formación azul se encontró con un Torrego muy acertado y una defensa que elevara su nivel de intensidad. Todos esos datos convierte en aún más meritorio el comportamiento de los teucristas que siempre dieron la cara. Las imprecisiones se adueñaron de los dos conjuntos que desaprovecharon numerosos ataques, los teucristas en su mayoría no era por lanzamientos sino por pérdidas de balón, mientras que el Ademar chocaba con la intensa defensa de los hombres de Modesto Augusto. En el minuto 24 Krivochlykov adelantaba por primera vez a su equipo. El sueño parecía truncarse. Fueran 55 minutos para soñar. 55 minutos en los que el Teucro no solamente le plantó cara a todo un Ademar sino que lo dominó. Lo que no sucediera antes ocurrió en ese momentos, los pontevedreses se vinieron abajo.