OPINIÓN O.G.
Toda una trilogía agridulce
El Atlético de Madrid cumplió con la tradición que afecta a los «grandes» del fútbol español y, como el Barcelona y el Real Madrid, se vio superado en la celebración del Centenario. Pese a que el técnico rojiblanco, Luis Aragonés, ya había advertido de lo poco que le gustaban las celebraciones antes de un partido, la afición se sumó con euforia a los actos del Centenario y regresó a casa preocupada por las ambiciones europeas de un conjunto que perdió contra Osasuna, pese a jugar con un hombre más los últimos 20 minutos. No hizo, de esta forma, más que seguir el camino del Barcelona, que en 1998 vio oscurecida la celebración de su Centenario por el propio Atlético de Madrid. Entonces, un gol de penalti del yugoslavo Vladimir Jugovic, convirtió el Camp Nou en una riada de pañuelos, acompañada por la petición de dimisión del holandés Louis Van Gaal, minutos después de que el cantante Joan Manuel Serrat hubiese entonado un emocionado himno barcelonista. Aquel Centenario, que comenzó con escándalo, terminó con euforia, porque el Barcelona logró la Liga. Mayor desilusión aún sufrió la afición madridista, que en febrero del año pasado se preparaba para ganar el primero de los tres títulos que debían darle la «triple Corona» (Liga, Copa y Copa de Europa). En el Santiago Bernabéu, con la hinchada convencida de que el Real Madrid volvería a ganar un trofeo que se le resistía desde 1993, el Deportivo se exhibió (1-2) y se coronó campeón para desesperación de una afición que aún tuvo que soportar el «cumpleaños feliz» que le dedicaron con sorna los seguidores rivales. El Atlético, por último, cerró la desastrosa trilogía de Centenarios ilustres y perdió contra Osasuna, que no ganaba desde hacía dos meses y que jugó con un hombre menos desde el minuto 70.