La Ponferradina, juez del descenso

Simón Pérez, todavía técnico de la Deportiva, lleva repitiendo a lo largo de la semana que aunque su equipo ya no se juega nada en los dos partidos que le restan, salvo la honrilla de acabar la temporada lo más arriba posible, espera de sus hombres la misma tensión que en cualquier otro encuentro, ya que los dos rivales que le esperan a los blanquiazules, Lugo y Langreo, están metidos de lleno en la lucha por mantener la categoría: «hay muchos equipos que dependen de lo que hagamos nosotros en este partido y si yo estuviera en su lugar me gustaría que el equipo que no se juega nada -en este caso, la Deportiva- saliera al campo a ganar». Sin embargo, parece que para la plantilla es complicado mantener la concentración ahora que los objetivos ya no existen, o al menos eso se desprende de lo visto en el partidillo del jueves, donde la tensión no fue precisamente la principal característica. El Lugo no se fía Pese a todo, desde Lugo no se espera que la Ponferradina salga especialmente relajada al Toralín, ya que como declaraba su técnico, Javier Vidanes, en la prensa gallega de esta semana, «es su último partido en casa y también el de su entrenador y querrán dar buena imagen a su afición, además también intentarán ganar para acabar lo más arriba posible y esas pequeñas cosas también incentivan a los jugadores». El caso es que el equipo lucense llegará a Ponferrada con la necesidad imperiosa de sumar los tres puntos en juego, ya que una derrota podría suponer su descenso definitivo a la Tercera División, y por ello la directiva rojiblanca ha dispuesto autobuses gratis para que su afición respalde al equipo.