La Real gana a lo campeón y adelanta al Madrid

La escuadra de Denoueix ha recuperado el brillo y la solvencia que le hizo intratable en la primera vuelta del campeonato. Vuelve a ser un conjunto alegre, compensado, pletórico y convencido de sus enormes posibilidades. Sabía que era una jornada decisiva y lo demostró en el campo. Desde el principio, salió a resolver. Y sólo se vino atrás cuando vio todo resuelto con 0-3. La Real tiene pinta de campeón, aunque la verdadera presión llega a partir de ahora, en las cinco últimas jornadas. Sabedores de lo mucho que se jugaban -la Real seguir en plena lucha por el título y el Mallorca la UEFA-, los 22 protagonistas decidieron salir a jugar un partido de verdad, ejemplar, de esos de ida y vuelta que encandilan a los aficionados porque están repletos de ocasiones. Baleares y, sobre todo, donostiarras, tuvieron un arranque enorme. Obsesionados por la portería rival y ajenos a cualquier cicatería tan de moda en el fútbol moderno, desplegaron un ataque total. Ofrecieron, sin duda, al menos en la primera parte, el mejor partido de la temporada. Magníficas sobre todo las prestaciones del turco Nihat. Si Xabi Alonso pone el orden, De Pedro las asistencias, Karpin el carácter y Kovacevic el gol, este futbolista aporta el desequilibrio, la rapidez, el factor sorpresa, el desborde y encima también el gol. Y en el Mallorca, sensación de peligro siempre que Ibagaza y Eto''o conectaban, aunque esta vez ambos estuvieron por debajo de su nivel. La ambición de la Real tuvo su premio enseguida, a los nueve minutos. Un derribo involuntario de Poli a Kovacevic y un penalti que transformó De Pedro con gran sangre fría. Minutos después, cuando los bermellones trataban de recuperarse del golpe, gran jugada por la banda izquierda, buen centro, dudas de Leo Franco y remate a placer de Karpin. Hasta el descanso, el partido siguió jugándose a un realmente ritmo tremendo, con unas transiciones fugaces de un área a otra y con numerosas ocasiones para ambos conjuntos. La más clara, un testarazo de Vicente, que acababa de entrar por el renqueante Niño, al travesaño. El partido decayó en la reanudación, fue muy diferente. La Real se vino hacia atrás, sobre todo después de que De Pedro estuviese listísimo en un saque de falta que Kovacevic cabeceó de maravilla. Con el tercero, los problemas Con 0-3 y 37 minutos por delante, todo parecía resuelto. Pero Manzano decidió dar entrada a Carlos y el pequeño extremo revolucionó a su equipo. De sus botas nació el 1-3, definido por un Eto''o que parecía haber perdido fuelle. Faltaba media hora, los donostiarras cada vez estaban más encerrados, la grada animaba y aún era posible el milagro. Pero Westerveld, que abortó un par de buenas llegadas baleares, se encargó de cercenar cualquier esperanza local.