Desembalses y crecidas marcan una temporada de pesca para el olvido

Después de cinco semanas de la apertura los aficionados se quejan de lo poco que se está pescando, unas veces por culpa de los ríos y otras por la escasez de truchas. Precisamente es la situación del Esla la que provoca mayores protestas, ya que a pesar de ser uno de los ríos que ha bajado hasta la semana pasada en perfectas condiciones, las capturas brillan por su ausencia. Sin embargo parece que la Jefatura de Pesca persiste en su idea de utilizar los Cotos de Pesquera, Gradefes y Quintana para la Semana Internacional de la trucha, con lo que la imagen, si un milagro no lo impide, será totalmente negativa para León. En el resto de los ríos regulados la situación era francamente mala. El Porma muy alto y con aguas frías, el Órbigo también alto hasta la pasada semana ya que ahora lo han cortado, aunque con las aguas mas claras y el Sil atestado de pescadores y sin apenas espacio para echar el anzuelo. Conseguir un permiso de pesca para estas fechas resulta bastante complicado, ya que sólo los primeros números de carta pueden elegir acotados en las fechas deseadas. Son precisamente los ríos regulados los más solicitados tanto por los pescadores de León como, y sobre todo, por los foráneos ya que existen bastantes garantías de que los caudales bajen en perfectas condiciones gracias a la regulación de las presas. De esta forma se entiende el cabreo de unos aficionados que han realizado viajes largos para pasar una agradable jornada de pesca y se encuentran con un río impescable, sin posibilidad de cambiar el permiso y encima saben que la pasada temporada el río bajaba en perfectas condiciones. La descoordinación entre las confederaciones dependientes del Gobierno central y de los Servicios de Medio Ambiente dependientes de la Junta es total. Si a esto unimos que la pesca figura en penúltimo lugar entre las prioridades en el uso del agua, está todo dicho. De cara al fin de semana la situación de los caudales tiende a mejorar. Los ríos regulados, salvo el Órbigo, seguirán muy altos a causa de los desembalses. No obstante se podrán pescar pues habrán limpiado y las truchas estarán acopladas a la situación tras varios días con un caudal similar. En todo caso será preciso tener mucho cuidado a la hora de vadear el río, pues un resbalón puede provocar consecuencias impredecibles. Los ríos no regulados discurren bien de caudal pero en los cursos altos sus aguas están frías y verdosas por el deshielo. En cuanto a las artes y cebos parece que los cebos naturales están proporcionando bastantes capturas, especialmente el rancajo y el gusarapín, si bien cada vez quedan menos aficionados que dominen estas artes en las que suelen ser expertos los ribereños. La mayor parte de los pescadores noveles prefieren la mosca y no les gusta ni madrugar ni meter las manos en el agua para buscar el cebo. La cucharilla es un arte, que bien manejado, resulta muy eficaz y deportivo, aunque tampoco quedan muchos cucharilleros buenos. Peor lo tienen los pescadores de mosca que son una gran mayoría tanto de seca como de ahogada.