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León

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Se ha perdido una batalla pero no la guerra. Quedan todavía varias batallas para decidir la guerra del ascenso a la ACB. El primer partido en Tenerife, frente al vencedor de la fase regular de clasificación se perdió sin paliativos, por dieciocho puntos de diferencia, que es distancia muy considerable. Después de un primer cuarto en el que las fuerzas estuvieron niveladas los tres siguientes inclinaron la balanza del lado tinerfeño de forma clara, rotunda. Decidieron el acuerdo de unos y otros, la mayor profundidad del banquillo canario, donde había calificados jugadores para convertir trinos en puntos. Una batalla perdida, donde había calificados jugadores para convertir trinos en puntos. Una batalla perdida. Quedan, cuando menos dos más por disputar -en el peor de los supuestos-, luego el panorama se iría aclarando paulatinamente si se tuvieran que consumir cuatro partidos, y la tensión, emoción y expectación subirían a la cima del Everest, si todo se tuviera que decidir en un definitivo quinto encuentro. Como ocurrió en la eliminatoria frente al Bilbao, y en esta ocasión, como en aquella, con la cancha a favor del adversario. Difícil, pero posible como demostrado quedó. Aquí viene a cuento los dichos o slogans de los «Pedrines»: Hasta el rabo todo es toro... Hasta que no pasa el último cura no termina la procesión... El resultado del partido de hoy cobra una importancia vital. Vencer en él, sería traer el agua a la cancha propia para poder alimentar la cosecha del retorno. Por ello es de suponer que Quino Salvo -viejo lobo de mar curtido en tempestades deportivas- habrá preparado a ciencia y conciencia el encuentro. Anímica y estratégicamente, explotando los puntos fuertes propios y tratando de aprovechar los puntos débiles del contrario. Mucho en juego, contra viento de cancha y marea de ambiente. Porque el pabellón tinerfeño será, sin duda, una olla a presión. Juego de estrategia y fuerza física, de ciertos y desaciertos. Sea cual sea el resultado luego quedarán uno, dos o tres partidos para decidir quien llevará el premio gordo del ascenso. Llevar la eliminatoria final, decisiva, al quinto partido sería un enorme handicap para el triunfo leonés. Sería repetir la hazaña de la eliminatoria con el Bilbao. Las estadísticas hablan claro, rotundo, de las probabilidades existentes, tanto de que se repita el lance anterior como que lo sea a favor del último partido donde, nada más y nada menos, se jugaría el éxito o el fracaso de toda la temporada. Hoy se libra la segunda batalla.

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