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Publicado por
Martín
León

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Sólo vale la victoria para seguir asidos, siquiera sea por los pelos, al sueño del retorno a la ACB. A cara o cruz. La cara de la victoria, la cruz de la derrota. La moneda en el aire y el Palacio de Deportes como escenario. No pudo ser. Era romper con estadísticas -madre de la asignatura baloncestística- que dicen claramente las enormes dificultades existentes para repetir consecutivamente victoria frente a un mismo rival. Claro que el asentamiento de la ancha piedra de la esperanza, se afirmaba por lo ocurrido en la eliminatoria anterior frente al Bilbao. En ella, Baloncesto León rompió el «molde». no dos victorias sino tres, lo que supuso gestar una gran hazaña. El Tenerife no dio opción a que la «excepción» volviera a repetirse. El partido tuvo su intensidad; también su incertidumbre. Los cuartos primeros y tercero, solventados favorablemente por el Tenerife, aunque no por muchos puntos, tuvo el final del cuarto para definir y decidir. la reacción leonesa cortó distancias pero fue insuficiente. Total, que hoy se juega un partido (talmente la temporada en juego) decisivo si los canarios repiten victoria, o quedará al menos entornada la puerta de la esperanza si el triunfo sonríe a Baloncesto León; complicado pero posible. Quien hace un cesto hace ciento. Aunque la confección tenga un marco no muy propicio, en la cancha del Tenerife. Contra factores tan importantes como canche y ambiente, y la estadística que da como muy difícil dos victorias seguidas de un equipo sobre otro. Todo un reto. Por aquello de, primero vivir y luego filosofar, hay que centrarse en el partido de hoy, llave para abrir la posibilidad de retornar a la ACB. Sólo vale ganar. La película tiende al título, trágico y tremendista a la vez, del emocionante film: «Victoria o muerte». Porque la victoria es básica y porque en sentido metafórico supondría, de no lograrse, la muerte de las muchas ilusiones sembradas en el campo de los aficionados. Un partido que bien merece el redoblamiento del apoyo de los aficionados y la entrega total de los jugadores. El máximo rendimiento, con aciertos, de unos, y la total entrega, animando de principio a fin, de otros. Indudablemente no se puede pedir más interés, más emoción, más incertidumbre a un partido que vale por toda una temporada. No es tiempo -por escaso que sea- de lamentarse, de analizar o divagar sobre lo que pudo haber sido y no fue, de volver la vista atrás; porque -lo hemos recordado en múltiples ocasiones- el ejemplo de la mujer de Lot recomienda, concluyentemente, no hacerlo. Partido a cara o cruz... Mientras hay vida existe esperanza.

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