Diario de León

El amanecer y el crepúsculo son los mejores momentos para la pesca

La emoción de pescar al sereno

Con la llegada del calor la práctica de la pesca cambia de horario. Las aguas transparentes y los bajos caudales hacen que las truchas reduzcan su actividad durante el día y la a

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P. Vizcay - LEÓN.
León

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El calor y la falta de lluvias que viene deparando el mes de mayo están teniendo una importante incidencia en las condiciones de los ríos cuyo caudal se ha reducido de forma sensible. Los días soleados no son buenos para la pesca, especialmente cuando el agua discurre escasa y transparente. La trucha reduce su actividad y se refugia en las sombras o en las corrientes, pues carece de párpados para defenderse de la luminosidad excesiva. A medida que avanza la tarde y el sol pierde altura sobre el horizonte, el río comienza a cobrar vida. Los tricópteros y las efémeras hacen su aparición sobrevolando el agua y, con un poco de suerte, las cebadas se visualizan en las tablas o se perciben en las corrientes. Ha llegado la hora de pescar al sereno. La mosca es el señuelo por excelencia. Para pescar con cola de rata suelen utilizarse toda la gama de tricópteros desde los más pequeños a los mayores, siempre buscando visualizar la mosca. Las corrientes suaves que discurren entre grandes piedras o vegetación subacuática son los lugares más adecuados para pescar tirando al agua antes de la puesta del sol. Cuando la oscuridad comienza a llegar al río y las truchas advierten peor el engaño se pescan las tablas de aguas remansadas. Es preciso moverse muy despacio para no hacer ondas que espanten la pesca. En ocasiones hay que pescar «de oído» pues apenas se ve la mosca, pero el buen especialista intuye la picada. La ventaja de la mosca seca es que, una vez prendido el pez, apenas produce enredos y se le suelta fácilmente del anzuelo. Pero la forma más extendida de pescar al sereno es la mosca ahogada. Desde las siete o las ocho de la tarde pueden moverse truchas en las aguas rápidas. Aquí puede utilizarse un aparejo de cuatro moscas sin rastro para pescar aguas arriba. El mosquito «bailarín» suele ser una saltona de doble ala, adecuado para levantar las truchas del fondo, aunque no siempre tomen este señuelo. Se da la circunstancia de que en ocasiones no se traban truchas con la saltona, sino con el resto de mosquitos, pero si se retira la saltona de la cuerda, ésta perderá eficacia. Cuando va llegando la noche y disminuye la luz debe cambiarse el aparejo por otro de tres mosquitos bastante separados para evitar enredos. Un enredo a esas horas resulta fatal pues no se ve lo suficiente para solucionar con solvencia y rapidez el problema. Además las truchas se ceban al bulto y las moscas grandes son preferibles. Si cae hormiga reina el sereno está garantizado, aunque los mejores serenos se producen cuando eclosiona la palometa o luneta al final del verano. En esta temporada ya se están produciendo serenos en algunos ríos. En el Sil ya se pesca desde hace días al igual que en el Burbia, Cúa y Valcarce. Otro río donde ya hay serenos es el Omaña. En los ríos regulados apenas hay serenos, al igual que en el Bernesga y Torío donde las aguas bajan todavía algo frías. La posibilidad de pescar a última hora de la tarde, incluso después de salir de trabajar, hace que la concurrencia de pescadores sea importante. Pero los que prefieren madrugar saben muy bien que, antes de salir el sol, se producen los mejores serenos.

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