Diario de León
Publicado por
Miguel Pardeza
León

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Nos habíamos acostumbrado de tal manera al Celta acendrado y virtuoso de los últimos años que pensábamos como un retroceso la más pequeña variación. Pero el modelo diseñado por Lotina está demostrando no ser inferior, al menos en efectividad, a su precedente. Claro que sí podemos reconocer un descenso visible de ciertos valores llamémosle retóricos. Aquellos que nos ganaban la mano de forma incondicional, porque era fácil identificarse con ellos por su decidida munificencia para con el espectáculo. Lotina, un hombre que se mueve a mitad de camino de la ironía y la sensatez con una gracia asordada y socarrona, ya lo dijo al comienzo de su ejecutoria al frente del equipo gallego. Se acabaron los tiempos de propuestas francas, de ingenuas algaradas en busca de la portería rival como si fuera la única y la mejor cosa del mundo. De alguna manera venía a decir que cualquier comparación con idearios pasados era pura gratuidad. Uno lo entiende porque la primera condición de todo profesional que se precie es la de sentar sus propias bases y negar cualquier paralelismo que le comprometa con medios y objetivos que le son ajenos. Y lo que nos hemos encontrado es un grupo firme defensivamente que no ha renunciado de ninguna manera a su sensibilidad ofensiva. El sábado, este mismo equipo ponía al Madrid entre las cuerdas haciéndole perder una extraordinaria oportunidad de meter presión a la Real Sociedad. Conocía las virtudes y los defectos de ese club temible de estrellas que se balancea entre la admiración bobalicona y la indignación igualmente injustificada. Y con ese conocimiento dispuso una calculada reducción de espacio y un contragolpe nervioso y determinante. Lotina salió ganando en su propuesta, aunque sus hombres empataran el partido. No siempre las razones dan los puntos necesarios.

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