Diario de León

La falta de pegada pone a España casi en el límite de la eliminación

El equipo nacional no gana desde el partido de León y pierde el liderato de su grupo

Puyol lucha por el balón

Puyol lucha por el balón

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Ignacio Tylko - belfast
León

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La España de Sáez, sin ideas, sin frescura y sin gol, prosigue su alarmante y peligrosa cuesta abajo. Cuatro días después de fracasar ante Grecia, cosechó un humillante empate en Irlanda de Norte que le hizo perder la cabeza del grupo, a beneficio de Grecia, y le complicó sobremanera la clasificación para la Eurocopa de Portugal-2004. España dejó enormes dudas en Belfast. Presentó un equipo más equilibrado que ante Grecia, pero se vio impotente para superar a un rival de tercera fila que suma 11 partidos sin ganar, cerca de 1.000 minutos sin marcar, y se limitó a atrincherarse en su área y a intentar sorprender en alguna contra o acción a balón parado. Y si no lo hizo fue porque Casillas estuvo soberbio. Más allá del que salga como titular, esta selección carece de estilo, de patrón, de un sistema definido. No tiene las ideas claras, ni en la dirección desde el banquillo, ni en la ejecución sobre el césped. Si uno se pregunta a qué juega en verdad España, no encuentra respuesta. La selección actúa de forma académicamente correcta, tratando de tocar, de trasladar el balón a las bandas, de tirar paredes, pero no tiene ritmo, ni mordiente, ni pegada, ni alternativas en el juego. Ni siquiera, salvo excepciones, la casta tradicional de la 'furia roja'. Sin dirección En Belfast volvió a quedar patente que España le falta, como el comer, un conductor de juego con personalidad, que diga aquí estoy yo y se eche al equipo encima, y un delantero centro de verdad, ese referente indiscutible de todo bloque campeón. El primero puede ser Xabi Alonso; el segundo es más difícil de encontrar, aunque la hora de Torres parece próxima. Iñaki Sáez hizo autocrítica tras la derrota ante Grecia y aunque sólo cambio a tres jugadores, en realidad revolucionó el equipo entero. Sobre el papel, todo era correcto. Pero el problema, aunque como recordaron jugadores y técnicos no puede servir como excusa, es que España está agotada psicológica y físicamente. En la zaga, Puyol regresó a su sitio natural, Marchena se colocó como central y Juanfran donde Raúl Bravo. En el medio, Baraja y Sergio garantizaban más toque y posesión de balón, pero ninguno está en forma, sobre todo el deportivista, que parece hasta fondón. Y arriba, Valerón y Raúl son letales si logran conectar pero no tuvieron su noche. Se echó de menos a De Pedro en la izquierda, ya que Vicente no es ni la sombra del que meses atrás se iba con destreza de sus vigilantes. Más presión Cuando España llegó al vestuario, conoció que Grecia ganó en el último suspiro a Ucrania y que en ese momento era líder de grupo. Más presión. Pero ni por esas, España no mejoraba y de nuevo Casillas, extraordinario, salvó un mano a mano con Healy. Por fin, a 25 minutos del final, Sáez movió el banquillo. Retiró de una vez a Sergio y Vicente y buscó más desborde y definición con Joaquín y Morientes. España asedió a los británicos, rozó el gol pero se mostró roma.

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