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Los galácticos cantan el alirón

Un atenazado Real Madrid sufrió más de lo que indica el resultado para coronarse campeón ante su hinchada. De nuevo, tuvo que agarrarse a un letal Ronaldo, que contó con la colaboración estelar de su compatriota Roberto Carlos, para marcar las

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León

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La conexión brasileña funcionó de maravilla y doblegó a base de goles a un Athletic que en muchas fases fue mejor, tocó más y dominó, pero careció de la pegada que caracteriza a campeones como el Madrid y fue muy vulnerable en defensa. Los leones tuvieron una actitud irreprochable pero se quedaron en puertas de Europa para gozo del Barcelona. Sólo cuando Ronaldo marcó el tercero, el madridismo pudo respirar tranquilo, estallar de júbilo y festejar el 29.º título de Liga. Los campeones del mundo con la canarinha aparecieron cuando más se les necesitaba, en tres momentos determinantes de un choque tenso, típico de noches de alirón. Tras una magnífica combinación, firmaron el 1-0 cuando el Athletic inquietaba. Al borde del descanso, con empate en el luminoso, Ronaldo se sacó de la chistera una falta al borde del área para que su compatriota rompiera la red. Gol clave. Y en el 61, el fenómeno, con su look mundialista, evitó la última media hora de sufrimiento. Dinamita blanca Pero el Athletic no tiene gol y el Madrid posee dinamita. Con una defensa rival tan adelantada, bastaba con que los blancos traspasaran el centro del campo para dar sensación de peligro, de gol. Sólo hubo que esperar ocho minutos, lo que tardaron Figo, Roberto Carlos y Ronaldo en conectar y dibujar una sensacional jugada de tiralíneas que despejó el panorama para los madrileños. Sin embargo, ese gol no dio tranquilidad al Madrid, que siguió encerrado en su área, cediendo el balón a los de Heynckes. Bien es cierto que en dos contragolpes Raúl desperdició dos ocasiones pintiparadas para sentenciar. El Athletic, que pudo empatar en una acción a balón parado en la que Del Horno se adelantó a la pasiva zaga, logró su propósito en un zapatazo de Alkiza que contó con la colaboración de Hierro. El malagueño engañó a Casillas al amagar despejar y agacharse. Mal pintaba la situación para los blancos, que en ese momento estaban a merced de los bilbaínos y buscaban el descanso como mal menor. Pero, ya en el descuento, llegó una falta tonta de Gurpegui a Ronaldo y un violentísimo disparo de Roberto Carlos que se coló por lugar inverosímil, con ayuda de barrera y portero visitantes. La incertidumbre continuó en la reanudación hasta que Ronaldo rompió la defensa en línea del Athletic y volvió a acreditar su condición de superclase. Antes, Zidane, Raúl y el propio ariete brasileño ya pudieron haber terminado con la Liga. Aunque mantenía su dominio territorial, el Athletic ya no era ese equipo tan alegre del primer período. Quizá también porque conocía que el Barça ganaba 2-0 al Celta y que sólo una proeza histórica en Chamartín le llevaría a la UEFA. Hasta el final, celebración blanca anticipada, locura colectiva y premios a Ronaldo, Zidane y Hierro, a los que retiró Del Bosque para que el Bernabéu les dedicara una estruendosa y emotiva ovación.