Assen recibe al mundial con un obligado «lavado de cara»

Con el eslogan «diviértete pero no destruyas», el mítico circuito de Assen recibe este fin de semana al Mundial de motociclismo. Se trata de la setenta y tres edición de un acontecimiento cargado de historia, aunque las instalaciones han ido sufriendo cambios imprescindibles en un complejo programa de renovación que comenzó hace cuatro años y que no se verá completado hasta el próximo 2006. Sigue siendo el trazado más largo y más rápido de todo el campeonato, pero hay zonas de asfalto nuevo que, curiosamente, no son del agrado de la mayoría de pilotos, que prefieren la zona antigua, con mayor adherencia y con ese peculiar peralte variable que ofrece al tratarse de una antigua carretera, aunque eso siempre trae de cabeza a los ingenieros, especialmente en el apartado de las suspensiones. Assen es conocido como «la catedral» y la peregrinación de aficionados que acuden hasta allí año a año es comparable a la de Jerez. Sin ir más lejos, en esta edición se espera llegar al visitante número 10 millones y el agraciado con dicha suerte recibirá suculentos premios. En sí, el hecho de poder vivir la atmósfera de éste Gran Premio es ya una recompensa, sobre todo con las fuertes medidas de seguridad que van a evitar actos vandálicos. La remodelación de Assen está cifrada en 32 millones de euros, pero solo para este año, se han invertido 700.000 euros en seguridad, necesaria para un Gran Premio.