Diario de León

Jakob Piil se llevó el triunfo en la única etapa en la que se permitió una escapada

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Benito Urraburu - marsella
León

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El Tour 2003 ya se corre bajo el modelo Lance Armstrong. Es decir, escapadas maratonianas, con muchos corredores metidos en ellas, que descargan de trabajo al equipo del líder, que se limita a poner un ritmo que haga crecer la diferencia de la fuga hasta unos guarismos escandalosos. Y el que quiera conseguir algo, que trabaje. En Marsella, final de la décima etapa, con un calor agobiante, ganaba el danés Jakob Piil (CSC), por delante del italiano Fabio Sacchi (Saeco), los dos supervivientes de la escapada de turno en la que se metieron José Enrique Gutiérrez (Kelme) y Chente García Acosta, que no tuvieron fortuna con sus ataques. El corredor del iBanesto estuvo muy vigilado, ya le conocen cuando ataca, el daño que suele hacer, y a Gutiérrez se le hicieron muy largas las rectas que se encontró por delante. Armstrong, en un castellano bastante aceptable, comentaba en la salida que «la caída de Joseba ha sido una pena. Me siento mal por Joseba, por mí y por la carrera. Ha sido una pena». Gesto de Armstrong El propio Armstrong, en persona, se acercó al coche de Manuel Saiz, en carrera, para mostrarle su pesar por lo que le sucedió a Beloki: «Han sido muchos los corredores y directores que se han acercado a nosotros, de todos los equipos». En la llegada a Marsella, ya estaba más animado, con ganas de mover a los hombres que le quedan. La carrera , la etapa, quedó muy marcada por el accidente sufrido por Joseba Beloki el día anterior. Y es que las desgracias que están sufriendo un buen número de corredores están allanando el camino de Lance Armstrong de una forma importante. En el plano deportivo, sorprendió ver a Euskaltel trabajando, a falta de 50 kilómetros para la llegada. Julián Gorospe, el director de la formación vasca, comentó que «no nos hemos desgastado mucho por la general de equipos y no conseguimos nada».

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