Marga Fullana hace de la lógica el mejor aliado para ganar el título

Han pasado muchos años ya desde los tiempos en los que Marga Fullana vestía los colores de la Peña Ciclista Villanueva de Ponferrada. Ahora, Emilio Villanueva, entonces director de aquel equipo, anda metido en lides políticas y observa con envidia sana lo que acontece en torno a la mallorquina. Ella no ha perdido el puntito de timidez que parece acompañar de forma sempiterna su vida, pero puesta a tener, hasta cuenta con equipo técnico propio, y otea en el horizonte los campeonatos de Europa, el Mundial, y los Juegos Olímpicos. La duda real de ayer era saber a quién le iba a tocar el segundo puesto. Desde primera hora de la tarde ya había actividad en torno a los boxes de las federaciones, pero el grueso de los aficionados andaba reunido en torno al espectacular camión que Orbea pone al servicio de Fullana, de Iñaki Lejarreta y de toda la cohorte de figuras que salpican de color butano las laderas de la montaña de San Isidro este fin de semana. Así que ganó Marga Fullana, y lo hizo con tal suficiencia, ya desde la primera vuelta, que Janet Puiggross (compañera de equipo) y Silvia Rovira dieron por bueno ser segunda y tercera respectivamente, porque tampoco había mucho más. El selectivo circuito que la excelente organización de la RFEC ha puesto este fin de semana a disposición de los mejores especialistas del país, hizo las delicias de los aficionados que se apostaron a los lados del angosto trazado de casi ocho kilómetros por vuelta que colorea la estación invernal leonesa por excelencia. Así que, especialmente en la segunda parte del trazado, superada la zona de avituallamiento, una subida salvaje que clavaba las ruedas traseras en el polvo del camino, sirvió a lo más granado de la representación en el apartado de aficionados, para dejarse los pulmones con cada corredor. Reinó la niebla Fue antes de que, al filo de la última vuelta, la niebla se apoderase de la tarde, y convirtiera casi en noche el peregrinar de los ciclistas, uno a uno, tipo rosario, disgregados por las faldas de la orografía leonesa. En junior, Ángel Espigares no las tenía todas consigo en las dos primeras vueltas, pero decidió pegarse la gran paliza en el último giro, y sacó ventaja suficiente como para celebrar alborozado en meta el triunfo, junto al resto de sus compañeros. Hugo Pérez, levantó la bandera de estrellas de la comunidad de Madrid con un toque agridulce, pero disfrutó desde luego mucho más que Pau Sabaté, que miró resignado como aún le tocaba el podium.