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Simoni se luce y Lance Armstrong vuelve a mostrarse más vulnerable

La segunda criba pirenaica sirve a Vinokourov para reducir tiempo y a Ullrich para reivindicarse

Ullrich, en primer plano, hizo de líder ante la falta de fuerza de Lance

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Benito Urraburu - loudenvielle
León

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«No voy a defender la quinta plaza. Si puedo atacar, atacaré>. Las palabras de Iban Mayo junto al autobús de su equipo eran una declaración de intenciones de lo que puede pasar en Luz Ardiden, en una de esas etapas en las que todo es posible. En la meta de Loundevielle, después de bajar el Peyresourde, colapsado de aficionados vascos, con una verdadera marea naranja, ganaba el italiano Gilberto Simoni, seguido de Laurent Dufaux y Richard Virenque. Eran los supervivientes de una escapada de diecisiete corredores que se formó de salida. Pero el interés de la segunda jornada pirenaica estaba centrado en el grupo de los elegidos, en Lance Armstrong, Jan Ullrich, Alexandre Vinokourov, Haimar Zubeldia e Iván Basso que se ha ganado por derecho propio el estar junto a esos nombres. La forma en la que se están corriendo las etapas de los Pirineos, que también podría servir para Luz Ardiden, dejó a Armsrtrong y Ullrich sin equipo en el Peyresourde, donde el combate era personal, entre jefes. La selección a estas alturas de la carrera se hace sola, a ritmo. Atacaron Mayo y Laiseka, que luego se quedó, pero el que hizo daño fue el kazajo Alexandre Vinokourov. Llegaron a juntarse Mayo, Vinokourov y Laiseka, para quedarse finalmente los dos primeros. Mancebo intentó atacar y luego lo pagó. Jan Ullrich tuvo que coger la responsabilidad de trabajar, de poner un ritmo puesto que el maillot amarillo, Lance Armstrong no está para coger ninguna responsabilidad. Zubeldia, asentado «Esta claro que no tengo el mismo nivel del año pasado. No hace falta ser ingeniero de físico nuclear para saber que en Alpe D¿Huez no iba bien. Ullrich ha llevado el peso de la persecución porque es tan líder como yo» comentaba Lance Armstrong en la llegada. El maillot amarillo tiene un rostro que le delata, afilado, cansado. Si es verdad que la cara es el reflejo del alma, el corredor americano no lo está pasando nada bien. Si consigue salir con vida deportiva de Luz Ardiden, que puede ser su Waterloo personal, se tendrá que jugar el Tour en una contrarreloj con Ullrich. Mientras Armstromg se mueve en sus disquisiociones particulares, Zubeldia se asienta cada etapa que pasa. Verle con los mejores ya no sorprende; nos estamos acostumbrado a que esté siempre delante y rodar al lado de Ullrich y Armstrong no es fácil. Cuando atacó su compañero Iban Mayo, Zubeldia intentó moverse. No le dejaron, ni le dejarán. Haimar es peligroso en la crono. Zubeldia la está manteniendo. Sabe que el podio lo tiene casi imposible, pero el cuarto puesto es asequible. Gorospe, el director de Euskaltel, da toda la impresión, por sus palabras, que prefiere asegurar lo que tiene antes que meterse en exhibiciones que no le lleven a ningún lado. A Euskaltel todo el mundo le fuerza para que ataque y la verdad es que quitando a Vinokourov, no queda nadie, entre los mejores de la general, capaz de hacer daño en montaña. Se está corriendo de una forma muy táctica, que es lo que les viene bien a Armstong y Ullrich y de lo que se está aprovechando Vinokourov. El enigma de Armstrong está a 159 kilómetros de resolverse, en la cima de Luz Ardiden. HOy es el día para comprobarlo.

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