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Hamilton transforma una fractura de clavícula en un triunfo de etapa

El americano se cayó al segundo día, pero se negó a abandonar sólo para poder tapar determinadas bocas

Tyler Hamilton se cubre la cara para expresar su inmensa alegría

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Benito Urraburu - bayona
León

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Mientras Tyler Hamilton recogía con su mano izquierda el ramo de flores y saludaba en el podio, siguiendo el protocolo de rigor, también con la izquierda a las personalidades del día, los besos no tuvo problemas para darlos, seguro que se acordaba de la etapa de Meaux, el segundo día de carrera. Se cayó en el último kilómetro, junto a Lance Armstrong y otros muchos corredores, al hacer el francés Mengin el afilador con José Enrique Gutiérrez. Del ganador en Bayona, en solitario, después de una larga escapada de 142,5 kilómetros, se dijo entonces que abandonaría la carrera por una fractura de la clavícula derecha. Más tarde, en el fragor de la casa de locos en la que se convierte toda sala de prensa del Tour de Francia, su equipo, el CSC, que por cierto lleva tres etapas ganadas en el Tour, manifestó que su corredor iba a intentar seguir en la prueba. Y Tyler, siguió. Hasta este miércoles, cuando levantaba los brazos en la meta de Bayona. La película que están rodando sobre él en pleno Tour, financiada por la industria farmacéutica americana, ya ha encontrado su héroe. Porque lo de Hamilton, a los 32 años de edad, es de película. El gel que le pusieron en el manillar al principio, para amortiguarle el traqueteo de la bicicleta, el osteópata que le cuidó, los masajistas daneses que trabajaron con él... todo es un recuerdo del que sólo le queda el apoyo con la mano izquierda. La derecha procura no apoyarla. Hamilton explicaba, mientras abrazaba a su mujer, que «Rijs nos ha explicado por la mañana, antes de la salida, que en el Tour de 1996 él dejó a Indurain, Rominger y Olano en el Soudet». Miguel Indurain nos confirmaba que en la etapa de entonces, que terminó en Pamplona, Rijs atacó en el Soudet. Hamilton se quedó descolgado en el primer puerto de la etapa: «Al principio me he quedado descolgado. He llamado a cinco de mis compañeros para que me llevasen delante y han pagado un alto precio por ello. He cometido un error y por culpa de ese error han pagado otros. Estaba en deuda con ellos». Se le veía feliz a un Hamilton que reconocía «estar mejor de la espalda, aunque en determinados momentos me sigue molestando. Estoy mucho mejor ahora». Su clavícula derecha, que se rompió, ha sido puesta en entredicho en algunos momentos, no la clavícula, sino la fractura: «Tengo unas radiografías para quien las quiera ver. He ido al límite durante todo el Tour». Hamilton sabe que «algunos me consideran un mentiroso, y no es verdad. Ésta ha sido la carrera más dura de mi vida y el más duro de los siete Tours que he corrido. Para mi todavía queda carrera». Teniendo en cuenta que en el Giro de Italia de 2003 aguantó dieciséis etapas con una fractura de húmero, se cayó en la quinta etapa, se puede decir que Hamilton está acostumbrado a convivir con el sufrimiento desde muy pequeño. «Durante mi infancia era muy competitivo. Practicaba el esquí, la prueba de descenso, en la zona más fría de toda América del Norte. También he aprendido a sufrir con Armstrong» comentó Tyler. US Postal no se complicó mucho la vida con él, pero a Euskaltel le desarmó muchos corredores para evitar que se colocase por delante de Haimar Zubeldia e Iban Mayo en la general. Finalmente no les superó, pero se ha acercado de una forma muy peligrosa a ellos.