Julio Rey en maratón y Marta Domínguez en 5.000 consiguen otras dos medallas de plata
Marta Domínguez se sumó a la fiesta iniciada por Julio Rey. La palentina, infalible en los últimos tiempos, logró la medalla de plata en una final de 5.000 en la que volvió a poner de manifiesto su carácter irreductible. Ésta es la quinta medal
La mejor atleta española de todos los tiempos tiene crédito para rato. Su capacidad de superación es asombrosa. Llegó a París sigilosa, dejando un rastro mediocre en una temporada discreta, trufada de retiradas y resultados vulgares. Pero faltaba la final. La vigente campeona de Europa defendía el segundo puesto logrado hace dos años en Edmonton. La lista de participantes reclamaba cautela. Pero era el momento de justificar toda una temporada y Marta se puso a hacer lo que mejor sabe, competir. La sorpresa fue que la tropa de aspirantes a los trofeos era demasido voluminosa, con una docena de atletas, a falta del último giro. A falta de 300 metros Marta Domínguez se cansó de esperar. Había llegado el momento, su momento. Se coló por la cuerda y se puso a tirar como una posesa. En la recta final comenzó a flaquear. La etíope Tirunesh Dibaba, una jovencísima atleta de 18 años, pasó al frente para llevarse el oro (14:51.72). Pero Marta Domínguez apretó los dientes para revertir la situación y en un agónico final recuperó la segunda plaza para darse un nuevo baño de plata (14:52.26) a costa de la africana (bronce) y la europea (cuarta). La ambición de Julio Rey Julio Rey ya conoce las dos caras de la moneda. La suerte se había ensañado con él hasta esta temporada. A sus 32 años, las desgracias superaban a las alegrías, pero hoy, en París, ha recibido la compensación a su pertinaz dedicación al atletismo. El español se colgó la medalla de plata en maratón al entrar en la meta siete segundos por detrás del marroquí Jaouad Gharib (2:08.31). Tercero fue el italiano Stefano Baldini. Julio Rey marchó al frente de la carrera durante los 42.195 metros. El español salía detrás de cualquier rival que se destacaba. Pero fueron Rey y Gharib, definitivamente, quienes se descolgaron del resto. El toledano confiaba en que el elevado ritmo acabara por fulminar al marroquí, muy inexperto en el maratón, pero éste aguantó y Gharib, más rápido que el español, a falta de 500 metros, impuso un cambio de ritmo que fue letal para Rey.