Carlos Cabezas paladea sensaciones que ya conoce el leonés Óscar Yebra
El alero del Fórum Óscar Yebra fue el primero de los descartes de Moncho López en la etapa de preparación. Su presencia en el equipo ya era un éxito y un reconocimiento tras una extraordinaria temporada en Valladolid. Se marchó agradecido. Sin embargo, el último en caerse de la lista, el malagueño Carlos Cabezas (22 años), vivió su segunda decepción en sólo un año. El joven base del Unicaja sueña con defender la camiseta de la selección en un torneo importante, pero se ha quedado dos veces a las puertas. Carlos tenía 4 ó 5 años y ya sabía lo que era un grito de su padre porque no alcanzaba el aro de la canasta grande lanzando un balón oficial. El progenitor, un alero uruguayo con tiro demoledor que llegó a España de la mano de su hermano futbolista _Hugo Cabezas, delantero centro, entre otros, del Betis_, ha sido el entrenador fundamental de este «junior de oro» determinante. Cuando en julio de 1999, en Lisboa, España consiguió, por primera vez el oro en un Mundial _el de la categoría junior_, Carlos Cabezas padre fue al vestuario a abrazarse con su hijo y los compañeros de éste. Cuando tuvo entre sus brazos al base titular, Raúl López (hoy en el Utah Jazz de la NBA), le preguntó: «Decídme, Raúl. ¿Por qué le pasaste ese balón a Carlos». La respuesta del catalán llenó aún más de orgullo a papá Cabezas: «Porque él nunca falla esos tiros».