El equipo galáctico recurre a un canterano para salvar el empate

Núñez, pretendido por el Atlético de Madrid durante la pretemporada, evitó con un certero testarazo, a cinco minutos del final, la primera derrota oficial del Real Madrid de Carlos Queiroz, de un equipo mermado por las ausencias y desdibujado que sólo le echó casta y carácter de ganador cuando se vio con todo perdido. El pistolero Anderson, que marcó un gol de zapatazo antológico aunque afortunado nada más pisar el césped, estuvo a punto de demostrar, a las primeras de cambio, que la política de Zidanes y Pavones tiene un riesgo enorme, quizá excesivo. El Madrid, que estrelló dos balones en la madera, se sostuvo gracias al trabajo estajanovista de Salgado, la postrera aparición de Núñez y las apariciones de Beckham, letal a balón parado aunque esta vez se encontró con un Reina magnífico. El Madrid mejoró en el arranque de la segunda mitad y, en cuanto pisó el acelerador, gozó de dos ocasiones pintiparadas pero se estrelló contra la madera. Primero fue Pavón el que cabeceó al palo, a la salida de un córner, y después Salgado el que disparó sutilmente al travesaño tras un gran pase de Figo, genial pero intermitente. No machacó el Madrid cuando pudo y le dio vida a un Villarreal que pasó a dominar territorialmente. No llegaba pero si manejaba el balón y merodeaba el área. Tenía pinta el duelo de 0-0, pero en eso a Floro se acordó de Anderson, que estaba en el banquillo. El brasileño salió por José Mari, tan voluntarioso como desacertado, y la primera que tuvo, muy angulado, la clavó por la escuadra y sin parar. Queiroz lo vio fatal, se la jugó con los canteranos Núñez y Borja -Helguera también se retiró lesionado- y el primero le dio un punto al Madrid tras un saque de esquina made in Beckham. Antes, Riquelme había perdonado la sentencia. Después, Reina salvó una falta.