La Ponferradina saca la casta en Casetas y captura los tres puntos

La Sociedad Deportiva Ponferradina logró la segunda victoria de la temporada en el campo de San Miguel frente a un Casetas que basó todo su arsenal balompédico en los pelotazos al interior del área, tratando de aprovechar las reducidas dimensiones del terreno de juego. Sin embargo, este fútbol rudimentario casi nunca llegó a inquietar al guardameta Rubio que ayer, igual que le ocurriera en el primer partido de Liga, volvió a convertirse en un espectador más del encuentro. Aparte de la victoria, que tiene por supuesto una gran importancia, lo más destacable de la actuación de los bercianos estriba en la solidez que siguen mostrando como equipo y que ya ofrecieron en el choque inaugural del campeonato ante el Toledo, el pasado domingo en El Toralín. Da la impresión de que a esta Deportiva cuesta trabajo hacerle daño y, por contra, ofrece una tremenda facilidad para plantarse con peligro en los aledaños del marco adversario. El de ayer era un partido que se prestaba poco a las florituras porque el campo era muy pequeño y esto provocaba el apelotonamiento de hombres en cualquier lugar del mismo por donde transitaba la pelota. Había que jugar con precisión y también con carácter, habida cuenta de las circunstancias. Y los discípulos de Tomé supieron leer muy bien ambos conceptos. Se pudo ver que el equipo tiene calidad para mover el cuero con soltura cuando es grande la presión del adversario y además, sabe dar la cara en circunstancias que así lo exigen, algo sin lo cual difícilmente un equipo puede salir exitoso en una categoría como Segunda B. Así las cosas, desde Jechu hasta Alain, pasando por Soto y un Antía insuperable, cerraban el paso a cualquiera de los tímidos intentos ofensivos que iniciaban los jugadores de José Ignacio Soler. Delante de ellos, Gámiz seguía evidenciando que a pelear no hay quien le gane y el partido de ayer le venía como anillo al dedo. Menos inspirados estaban sus compañeros de la medular, Cascallar, Lanza y Larios en el primer tiempo. Por eso los balones que les llegaban arriba a Gonzalo y Brasi en este primer acto, eran siempre muy complicados para el duo atacante de los blanquiazules, que ayer vistieron de rojo por la coincidencia de colores con el rival. Pese a todo, tanto el ex-sportinguista como el canterano, metieron el miedo en el cuerpo a la parroquia local, gozando de cinco ocasiones más o menos claras, de las que más clara fue un testarazo de Brasi que el meta Roberto desvió a córner con la punta de los dedos. Rubio no tuvo trabajo en el primer acto. Tras el descanso parecía que el Casetas reaccionaba y de hecho, los maños tenían más tiempo el balón en su poder, pero nunca tuvieron la suficiente lucidez como para superar al bien plantado conjunto visitante. Lo más destacable fue una intervención afortunada de Rubio deteniendo un remate de Samuel que se había quedado sólo ante él, aunque remató forzado. La Deportiva supo, por contra, sacudirse ese tímido dominio y entonces volvieron a aparecer Gonzalo y Brasi. Éste último forcejeó con el meta local, desplazado del marco, quedando la pelota suelta para Gonzalo, cuyo remate a puerta vacía tropezó en un defensor. El primer gol nació en un gran disparo de Larios que rechaza con apuros Roberto, Gonzalo recoge la pelota y centra para que Lanza conecte un cabezazo en plancha que adelanta a los de Tomé. Luego llegó el diluvio y la Deportiva sentenció la contienda gracias a un penalti bien provocado por Lanza que resultó zancadilleado por Gazo en la frontal. El vitoriano Sergio Gámiz pide la pelota para ejecutar la pena máxima y lanza por la izquierda, engañando bien a Roberto y haciendo historia, al convertir el gol 500 de la Deportiva en Segunda B.