Los brazos largos de Kirilenko ponen salsa al choque de hoy contra Rusia

Rusia tiene zar de nuevo. Andrei Kirilenko, un larguirucho rubito que podría pasar incluso por escandinavo, se ha hecho con el mando de una selección decepcionante en los últimos lustros. La completa exhibición del jugador del Utah Jazz fue determinante para que Serbia y Montenegro se estrenara con signos de debilidad, mezclados con malos gestos en los últimos minutos del choque. La dirección desde el banquillo de Sergei Elevitch fue, sencillamente, magistral: mantuvo a su estrella durante los 28 primeros minutos; sólo la cuarta falta le obligó a cambiarle, pero al principio del último y decisivo cuarto ya estaba en la pista Kirilenko, que terminó el partido sin ser eliminado. En los tiempos que corren -con el cambio como sistema-, la actitud de este entrenador llama la atención. Rusia, siempre una duda por su actitud, encendió las alarmas de sus rivales en el partido inaugural del grupo D. Su estrella de la NBA, Andrei Kirilenko, domina casi todas las facetas del juego. A sus 2,07 metros une facilidad para penetrar, muñeca precisa para encestar desde lejos y brazos larguísimos para taponar. Sus números al descanso del encuentro frente a Serbia y Montenegro eran para atemorizar a cualquiera: 23 puntos con sólo dos errores en los tiros de campo. Si a eso se le une el sentido común del entrenador, Elevitch, que no lo sentó un solo segundo -algo poco habitual en los tiempos que corren- y la seriedad del equipo, resulta evidente que España tendrá que sudar hoy el triunfo, y mucho. La experiencia de Karassev y el talento de Pachoutine y Monia acompañan bien a la estrella.