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Publicado por
MARTÍN
León

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NO LLEGA a la categoría de tropezón; dejémoslo en tropiezo. Sencilla, llana, pero evidente, el concepto y su importancia. Lo cierto es que la Cultural, apenas dejó saborear la miel de su victoria en Tomelloso, inicio prometedor de la Liga. La miel se ha quedado en los labios, después del empate cedido ante el Zaragoza B, equipo que venía con la tarjeta de batido en su propio campo. No tiene importancia el negativo lance. Apenas acaba de iniciarse el Campeonato y queda un larguísimo, difícil, intrincado camino por recorrer. Puede ser un aviso que sirva para avanzar doblemente en las jornadas venideras. Lo cierto es que ha sonado, en la caja de resonancia culturalista, un aviso de atención, de posible peligro. Consecuentemente es preciso analizar las causas productoras del efecto. Todo indica que su majestad el gol, monarca del planeta futbolero, volvió a negarse. Y digo, volvió, porque fue mal endémico durante la temporada anterior, también de anteriores temporadas, porque el mal viene de largo y no se ha encontrado el remedio. Ya no podrá llegar el equipo a la cita -mejor citas- con el Compostela y el Zamora, con el zurrón repleto de puntos, lo que supone tener que rectificar primero en el próximo partido del calendario en Fuenlabrada (por cierto, predio baloncestista, en un pasado cercano, del director general del Club, Ramón Fernández). El fútbol tiene su particular repertorio de recursos para arreglar o tratar de arreglar, tropiezos y tropezones. Uno de ellos alude a la «graciosa» posibilidad que tiene de enmendar el yerro en ochos días -en este caso sólo cuatro-, en el partido siguiente. En Fuenlabrada está la ocasión, una de esas que pintan con escasos pelos a los que hay que agarrarse. Porque es obvio, que una afición que acumula cansancio de tanto caminar por el arduo sendero de las decepciones, empieza a desconfiar, a mostrarse suspicaz ante el futuro, y ello repercute muy directamente en el hacer y acontecer del equipo. Parecerá un tanto exagerado el juicio, mejor el comentario, porque en formal alguna pretendo que llegue a la categoría de juicio.