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Publicado por
Ordoño Llamas Gil - león
León

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Hacer balance es contabilizar durante un año o temporada una actividad comercial, profesional, artística, deportiva o de ocio, donde las partidas que anotamos en el debe han de ser siempre menores que las que anotamos en el haber, si queremos que el citado balance resulte positivo en su conjunto. De no ser así, seríamos propietarios de un negocio en quiebra que se consumiría en su propia miseria, dejando un lastre de deudas imposibles de saldar. Lo difícil es hacerlo sobre supuestos deportivos o de ocio, donde los gastos siempre serán muy superiores a los ingresos, si bien pueden contabilizarse como ingresos los valores materiales que consigas y los valores emocionales o artísticos, a los que deberás catalogar siguiendo unos cánones de satisfacción traducidos a euros, que deberás anotar en el haber como beneficios. Esta sería la única fórmula para saber si el balance resultaría positivo o negativo. En actividades como la pesca deportiva de las truchas mortales , tendríamos que anotar al debe todos los gastos efectuados en la compra de prendas, botas o peto, cañas y carretes, cesta, sacadora, nylon, cebos, cucharillas, moscas y mosquitos, boyas y flotadores, plomos, anzuelos, peces artificiales de todo tipo, además de otros señuelos usados habitualmente para la pesca de lucios y blak-bass , etcétera, y algunos accesorios más. Otra partida sería la de los gastos burocráticos empleados en licencias, permisos para acotados, asociaciones de pesca, concursos y celebraciones gastronómicas, si las hubiere. En otra partida del mismo debe irían anotados todos los gastos relativos al traslado hacia los lugares de pesca, como gasolina, aceite, desgaste del coche y reparaciones, impuestos y seguros, pinchazos, lavado del coche al regreso y etcétera (valorado en conjunto: por cada kilómetro de recorrido, a tantos euros). Y la cuarta partida de gastos estaría dedicada a los bocadillos, comidas, meriendas y cualquier clase de ágapes destinados a reponer fuerzas durante la jornada, sin olvidarnos de las bebidas necesarias para aplacar la sed e incluso para olvidarnos del fracaso de nuestras ilusiones o, en otro caso, la celebración de nuestro éxito. Contrapartida Como contrapartida material tendríamos que anotar en nuestro haber todas las truchas que hayamos pescado durante la temporada, truchas mortales , que valoraremos según el precio que hayamos oído rumores de que se venden furtivamente frescas, notablemente inferior al que nos cobrarían si en alguno de los establecimientos (que aún quedan) que las preparan secretamente hubiéramos ido a comerlas. ¿Cuántas hemos pescado? Cero, tres, seis, diez, quince... y no me atrevo a mas porque habrá muy pocos que hayan superado esas quince truchas en los cinco meses de apertura de la veda. Pues suponiendo (que es mucho suponer) que en los tres cotos pescados hayan cogido: un cupo en el de primera (que podría ser El Condado ¿cuál otro?), en otro tres y en el otro una o cero, suman diez, mas ¿cuántas en lo libre?...casi ninguna, pues no contaremos las pequeñas que alguno también habrá llevado para casa, como muestra. Como segunda contrapartida podríamos dar un valor simbólico a la emoción sentida al hacerlas picar, luchar con ellas, según el tamaño de los ejemplares, la finura del lance, la lucha para extraerlos y la satisfacción de que sean fario. Como la catalogación de esta contrapartida es muy subjetiva, ya que la mayoría de las piezas serán de un tamaño igual o poco superior a la medida legal, la emoción se concentrará en la escala inferior de los valores, salvo alguna excepcional picada, que si se nos escapa siempre será mayor. Si valoramos de cero a diez este conjunto de sentimientos, veremos que al final de la jornada habremos conseguido una nota de cero a cinco (un suspenso o un aprobado raspado en el cole), traduciéndose todo ello en una anotación en nuestro haber, casi simbólica por ínfima. Bien es cierto que, si todos los ejemplares hubieran sido (utopía pura) de tamaños grandes, la valoración de este apartado sería inversamente proporcional a lo expuesto y, por lo tanto, elevada. Como tercera anotación podría considerarse la satisfacción del final de una buena pesca, con la celebración a la hora del condumio, rematada con una partida de cartas, si puede ser al mus. Pero como esto no podrá ser cierto, te conformarás con un bocadillo vulgar y unos tragos de agua, y te verás obligado a jugar con desgana al tute (o a la putada), si sois nones (como las picadas). Por lo tanto, otra nota insignificante en el haber. Otras compensaciones Pero aún nos queda otra contrapartida que pudiera compensar el déficit que vamos arrastrando desde las primeras. Esta pudiera ser, según que las preocupaciones y los problemas que el pescador lleve impresos en su mente sean de índole familiar, laboral, empresarial, financieros o lúdicos e inconfesables, la deshibición que le suponga de todos ellos al estar inmerso en el mundo de la naturaleza fluvial, obsesionado por perfeccionar los lances al máximo, escudriñando todas las orillas y recodos o rincones entre salgueras, observar la postura que cae y los círculos de cada cebada, ver subir las truchas o sentir el sensacional tirón tanto tiempo deseado..., ilusión que no será fácil realizarla porque sólamente te picarán menores de edad. Pero una o dos cebadas te han parecido de truchas grandes, y te has entretenido casi dos horas tratando de engañarlas. Si todo este tiempo que has vivido ensimismado persiguiendo un ideal utópico, viviendo en un mundo diferente al que soportas o sufres en tu quehacer diario, tuvieras que valorarlo con una cantidad monetaria simbólica, no me cabe duda de que muchos pescadores asignarían lo suficiente para compensar el déficit pendiente en su balance anual. A otros quizá les daría igual, pues han salido dos o tres veces y no han vuelto a acordarse de continuar con tal aburrimiento. A estos no les compensaría en absoluto. Como quiera que sólo las partidas registradas en el debe son producidas por gastos concretos, y las del haber sólo corresponden a cuestiones abstractas que todos valoraríamos de forma diferente, según el grado de afectación personal, no se podría hacer un balance exacto sobre la temporada recién acabada para las mortales . Por lo que a mí me afecta, el balance total ha sido muy deficitario. ¡Lo peor es la ilusión! Para las inmortales sería un balance diferente, con contrapartidas muy abstractas.

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