El Eurobasket es una asignatura que se les resiste a los españoles
La selección suma su quinta derrota en la competición europea más importante
La selección española de baloncesto sumó ayer su quinta frustración en una final del Eurobasket. Esta competición, que nació en Ginebra en 1935, nunca ha izado la bandera del equipo nacional en calidad de ganador. Sesenta y ocho años después, el equipo nacional sigue con esa asignatura pendiente. «Los campeonatos de Europa» es un libro escrito por Carlos Jiménez y Bárbara Jiménez que editó en su día la Fundación Pedro Ferrándiz. En ese trabajo se recoge el resumen de esta competición y aquí resumimos pasajes curiosos del mismo. Así, al primer torneo, que fue un intento de la Fiba para que al deporte de la canasta se le concediera carácter olímpico, acudieron sólo diez selecciones. España, para clasificarse, tuvo que enfrentarse a Portugal, ya que sólo había plaza para un país de la península Ibérica. En ese encuentro, disputado en Madrid, ejerció de árbitro uno de los seleccionadores españoles, Mariano Manent, que fue felicitado efusivamente por ambos contendientes al final del encuentro, que ganó la selección por 33 a 12. La selección acudió a Ginebra con cuatro jugadores formados en América: los hermanos Emilio y Pedro Alonso, que habían aprendido en Cuba; Rafael Ruano, que procedía de Costa Rica, y el salvadoreño Rafael Martín, un base que hizo las delicias de los aficionados. España accedió a la final, pero tropezó con el juego más calmado y rocoso de Letonia y se conformó con la plata (24-18). La Fiba consiguió su propósito; el baloncesto fue disciplina olímpica en los Juegos de 1936 y el propio inventor del deporte, James Naismith, hizo el saque de honor en el primer partido que se jugó en Berlín. En 1973 Barcelona y Badalona fueron sedes del Campeonato de Europa. La selección, con Emiliano recién retirado, hizo valer su condición de equipo de casa y en una de las gestas deportivas más importantes de la época venció a la inaccesible URSS en una semifinal apasionante (80-76). En el partido definitivo, en la lucha por el oro, se cruzó una genial Yugoslavia que se estrenaba como campeona de Europa (78-67). En esta selección histórica, ya al mando de Díaz-Miguel, estaban Brabender, Vicente Ramos, Cabrera, Santillana, Rullán, Buscató, José Luis Sagi-Vela, Luyk, Miguel Ángel Estrada, Gonzalo Sagi-Vela, Enrique Margall y Manolo Flores. Recientemente, uno de los artífices de aquella medalla de plata, Nino Buscató, consiguió una cinta de vídeo con imágenes de algún partido de aquel torneo. Era un viejo objetivo del base catalán, «porque mis hijos, al verme tan pequeño, no se creen que yo jugaba bien al baloncesto», confiesa. Etapa de plata El baloncesto español da el verdadero empujón en popularidad en la década de los 80. Una generación de excelentes jugadores empieza a hacerse notar en el Mundial de Colombia (1982), cuando por primera vez España vence a Estados Unidos en un torneo oficial. Allí quedó cuarta. Pero un año después, en Francia, supera a la Unión Soviética en semifinales, como en Barcelona 73, y se planta en la final con Italia. Tampoco tuvo opción y perdió por 105 a 96. En aquel equipo estaban buena parte de los que obtuvieron la plata un año después en Los Ángeles: Epi, Fernando Martín, Jiménez, Sibilio, López Iturriaga, Corbalán, Romay, Solozábal, José María Margall, Fernando Arcega, De la Cruz y Creus, hoy entrenador ayudante.