«Hormiguita» Zabel no perdona y logra su segunda victoria
El alemán es un corredor muy veterano, un «enfermo» de la bicicleta y gran profesional. Zabel : «No sé las victorias que llevo, las controla mi padre»
Erik Zabel es incombustible y sabe sacar partido como nadie de las situaciones comprometidas que se presentan en toda carrera, de jornadas en las que hombres más rápidos que él tienen problemas. Es como una «hormiguita» que va haciendo su trabajo sin prisa, pero sin pausa, siempre esperando su momento. Cuenca ha sido uno de esos días. Alessandro Petacchi se quedó en la subida al Castillo, en el famoso empedrado que pasa por la ciudad vieja, y otros muchos corredores, entre ellos Manuel Beltrán, que perdió 1.02, y Zabel no perdonó. Conseguía su segunda victoria consecutiva, la anterior fue en Sabadell, con el día de descanso de por medio, en esta ocasión por delante del belga Tom Boonen y de Ángel Edo. Zabel lograba su quinto triunfo en todas sus participaciones en la Vuelta a España y seguía incrementando su amplio palmarés de victorias, que según las estadísticas se elevan a 191, pero que según él son menos. A los 33 años de edad, Zabel es un corredor curtido, un hombre veterano, que vive única y exclusivamente para el ciclismo, que corre desde febrero hasta octubre, un «enfermo» de la bicicleta, además de un gran profesional. Zabel está solucionando una temporada que no le había ido nada bien, sobre todo en el Tour, donde las llegadas son más complicadas, donde tiene más rivales. Además se vistió con el maillot de la regularidad. Difícil escaparse El conjunto de la etapa resultó bastante similar, en su desarrollo, a la que finalizó en Sabadell. La media horaria se fue hasta los 49,850 kilómetros por hora, bastante más alta que la de la jornada catalana, y en esas condiciones no es fácil que se produzcan escapadas. Hubo una en la que se metieron, entre otros, Benjamín Noval, Unai Etxebarria, García Calvo y Aitor Osa, que va a intentar aprovechar todas las ocasiones que se le presenten: «No tengo nada que perder, por lo que aprovecharé todos los intentos que se produzcan». El equipo Kelme intentó aprovechar el momento que atraviesa Alejandro Valverde y tumbó la escapada, en un recorrido en el que no era fácil controlar el pelotón. Los intereses de otras formaciones le permitieron a la Once-Eroski gestionar muy bien el control de la carrera. Santos González y David Etxebarria fueron los últimos que lo intentaron. Les cogieron a 500 metros de la meta. Manuel Saiz está distribuyendo los esfuerzos de sus corredores de forma muy inteligente, sabedor de que siempre hay formaciones que entran a colaborar puesto que necesitan ganar. Cuanto más rápida vaya la etapa, mejor para el líder, que está más fresco que una lechuga, y mejor para su equipo puesto que escaparse resulta prácticamente imposible. No se atisban en Isidro Nozal signos de fatiga, no al menos aparentes. En la Vuelta a España, después de pasar los Pirineos, se ha establecido una cierta relajación.